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Chave de pesquisa: El Amor Eterno Capítulo 232
Se hicieron las 9 a.m.
Zachary fue al baño.
Él se bañó por un largo rato. Para cuando estaba listo, casi me había dormido. Fue solo cuando él envolvió sus brazos en mi cintura que me desperté un poco...
Abracé su cintura devuelta y enterré mi cabeza en su firme pecho.
“¿Dónde estuviste ayer?”, pregunté con una voz cansada.
Él contestó con frialdad: “Ciudad S”.
Él era terriblemente frío. Abrí mi boca y mordí la herida en su pecho.
Las heridas en el cuerpo de Zachary no habían sanado del todo, aún así, él se permitía empaparse de la lluvia. Él me dio ligeras palmaditas en la cabeza, pero no me detuvo de morderlo, ni tampoco protestó. Su resistencia era impresionante.
Perdí el interés y aflojé las mordidas, luego le eché un vistazo a las heridas que él tenía. Todas estaban tratadas. Él tuvo que habérselas tratado en el baño.
Toqué sus heridas ligeramente con mis dedos y pregunté preocupada: “¿Sientes dolor?”.
Él respondió con indiferencia: “Para nada”.
“Estas mintiendo. ¿Cómo no puedes sentir dolor cuando te hieren?”.
Zachary me miró con intensidad y dijo firmemente: “No es doloroso. He sufrido peores heridas que estas”.
Esa fue la primera vez que Zachary uso ese término.
Tenía curiosidad de su pasado. Froté mi cabeza en su mentón cincelado y lo besé en su clavícula de forma insinuante.
“¿Me puedes contar acerca de tu pasado?”.
Zachary era un hombre de pocas palabras y no era alguien que voluntariamente compartiera su pasado con otros. Pensé que él ignoraría mi pregunta, como hacía antes. En cambio, él respondió con toda seriedad.
“No era una vida tranquila. Te contaré acerca de ella cuando tengamos tiempo”.
‘¿¡No tenemos tiempo ahora!?’.
De repente lo entendí. Él no quería compartir su pasado conmigo en ese momento. Entendí la indirecta y dejé de preguntar, cambiando el tema en su lugar.
“¿Por qué estás tan sentimental? No es propio de ti…”.
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