El Amor Eterno romance Capítulo 234

Había conseguido tener la sensación de seguridad y cuidado de Zachary, pero nada de ese susodicho sentimiento llamado amor. Al ser él alguien que mantenía sus sentimientos ocultos, yo había empezado a ser alguien que los anhelaba. Anhelaba una respuesta del hombre que amaba con toda mi alma.

No volvería a esos días donde perseguía a alguien. Sin embargo, eso no hacía ninguna diferencia. Había muy poca diferencia entre perseguir a Dixon en el pasado y yo persiguiendo a Zachary ahora.

Estuve casada con Dixon una vez, obteniendo su apellido, pero no su amor.

Encontré a Zachary, pero él era helado conmigo.

En ese momento, las pupilas negras de Zachary me miraron fijamente de forma fría. Un sentimiento de cobardía de repente inundó mi corazón. Cometí un error desde el inicio. No debí haber sido necia en suplicarle a Zachary que fuera mío. Tuve que haber esperado anteriormente hasta que él devolviera los sentimientos …

Abrí mi boca y finalmente perdí toda mi dignidad. Le pregunté sus sentimientos por mí, y mi corazón se calmó de repente. No había celebraciones ni sentimientos de injusticia. Todo lo que quedaba era mi propia culpa.

Fingí una sonrisa y cambié el tema. “¿No trabajas hoy?”, pregunté.

Al escuchar mi pregunta calmada, los ojos de Zachary brillaron.

“Regresaré a la residencia de la familia Schick más tarde”.

La residencia de la familia Schick que él mencionó debía ser la enorme mansión ubicada entre Ciudad Wu y Ciudad Tong.

Respondí con un “ujum”.

“Bel, ven conmigo”.

No tenía idea de cómo quedarme con él. Ansiaba salir de este espacio asfixiante. Sacudí mi cabeza y rechacé su solicitud.

“Tengo algunos asuntos que atender en la oficina más tarde”.

Zachary se mantuvo en silencio y finalmente abandonó la habitación después de un tiempo.

Me paré ante las ventanas francesas y vi al asistente Yair esperar abajo. Poco después, Zachary estaba vestido de pies a cabeza en traje en el primer piso. Él dio largos pasos hacia el asistente Yair y me miró de reojo antes de subirse al coche. Su mirada calmada estaba dirigida hacia donde yo estaba parada.

Mis labios se curvaron en una sonrisa de auto-burla.