El Amor Eterno romance Capítulo 341

El anciano frente a mí era inteligente, leal, confiable y era el asistente capaz de la familia Schick. ¡Él también era la persona más molesta para mí!

Lo despedí con la mano y dije: “Adiós”.

Wale salió.

Traje el mapa de influencia de la familia Schick conmigo de regreso a mi condominio. Simplemente lo tiré sobre la cama y luego fui a la cocina.

Me preparé un almuerzo. Después del almuerzo, volví al dormitorio y estudié el mapa. En lugar de un mapa, era más como un documento densamente marcado con la ubicación del poder de la familia Schick en todo el mundo.

No era de extrañar que todos temieran a la familia Schick en ese entonces.

Realmente, ¡la familia Schick tenía mucho poder!

Me levanté y guardé el mapa en la caja fuerte, también había dos anillos antiguos.

Saqué ambos anillos, los superpuse y examiné el lado interior del anillo. Allí había una serie de números grabados en el interior.

¿Qué significaban esos números?

¡¿Código Morse?!

No entendí, pero no estaba tan interesada.

Cuando volví a colocar el anillo en la caja fuerte, vi una línea escrita en el mapa que decía: “A la suprema familia Schick”.

A la suprema familia Schick…

Las raíces de la familia Schick estaban en la antigua mansión.

Una conjetura salvaje pasó por mi mente. Me preguntaba si el secreto estaría escondido en la vieja mansión.

Esa cadena de números era el secreto.

Aunque, esas eran solamente mis teorías. Cerré la caja fuerte sin pensar mucho.

Por la tarde, tenía una cita para una inyección de progesterona para mi embarazo.

Wale me sugirió que mi asistente debía ser una persona adecuada para ser mi confiable mano derecha. Todos estos años en Corporación Shaw, fue él quien me ha acompañado. Él mantuvo a la Corporación Shaw en orden.

Sonreí y le pregunté: “¿Estás dispuesto a convertirte en asistente de la familia Schick?”.

Mi asistente estaba conmocionado: “Presidenta Shaw, esto es…”.

“Tú habrías oído que me convertí en la cabeza de la familia Schick”, dije yo.

“Presidenta Shaw, ¿por qué usted de repente se hizo cargo de la familia Schick?”, preguntó mi asistente.

“Soy la hija del viejo amo de la familia Schick”, expliqué.

Aunque deseaba y prefería no ser su hija biológica.

Mi asistente preguntó sorprendido: “Entonces Sr. Schick, él…”.

“No estamos relacionados por sangre”.