El Amor Eterno romance Capítulo 343

[Loraine: Hermana Carol, hermano aún no sabe nada de esto].

[Caroline: ¿Cuándo planeas decírselo?].

[Loraine: Quizás después de la víspera del Año Nuevo Lunar].

No quedaban muchos días para que llegara el año nuevo.

Desearía poder estar al lado de Zachary.

¡Realmente lo extrañaba mucho!

Guardé mi celular con los ojos rojos y me senté en el sofá mientras me distraía. La enfermera me vio desanimada. Ella preguntó: “Sra. Shaw, ¿pasó algo?”.

“Tía, quiero ver a alguien”.

Ella no me preguntó si era el padre del niño.

“Si quieres verlos, solo ve a buscarlos entonces”, dijo ella sonriendo.

“Si fuese así de fácil”, respondí.

La enfermera dijo suavemente: “Los transportes están muy avanzados en estos días modernos. Usted puede viajar entre lugares sin importar lo lejos que esté, en solo un día. En mis tiempos era diferente. Mi esposo falleció temprano, ni siquiera pude verlo por última vez”.

Sus palabras me tocaron el corazón.

Vacilé y pensé durante unos días. Finalmente, tomé una decisión en la víspera del Año Nuevo Lunar. Volé a Finlandia en el avión privado de la familia Schick.

Las horas de viaje entre Ciudad Tong y Finlandia eran de cinco horas.

Me paré en las calles de Finlandia.

No tenía el coraje suficiente para dirigirme a Espoo. Honestamente, no estaba segura de si Zachary estaría allí. No pude investigar su paradero y tampoco quise investigarlo. No quería que se frustrara conmigo.

Todavía era temprano esa mañana. Encontré una tienda de jugos y me senté. Cuando era casi de noche, fui al bazar de compras y compré un regalo de año nuevo para él.

Era un reloj Rolex caro.

Guardé cuidadosamente el reloj conmigo.

Después de eso, finalmente me dirigí a Espoo con mis guardaespaldas.

Cuando llegamos, me bajé del coche. Les dije que me esperaran

La enorme mansión tenía las luces encendidas.

Alguien se había quedado aquí.

¿Estaba Zachary en casa?

Tal vez él estaba en casa.

Joshua suspiró: “Olvídalo.”

Martti se paró. “¿Quién es esa?”, preguntó él.

La parte superior del cuerpo de Zachary estaba llena de moretones y heridas. El cansancio nubló su rostro mientras él cerraba los ojos. Él pudo oír la voz sarcástica de Joshua, “¿Quién más podría ser? ¿No es esa nuestra pequeña Bel? ¡Ella todavía se atreve a venir aquí!”.

“¡Joshua!”, lo reprendió Zachary.

Zachary abrió los ojos de repente y miró a Joshua.

Joshua escuchó a Zachary y se enojó. “Segundo hermano, ¡por qué sigues poniéndote del lado de ella!”.

Zachary cerró sus ojos.

“Déjala ir”, le instruyó calladamente.

Su propia vida estaba en riesgo.

Él no podía brindarle estabilidades ni promesas.

“¿Qué razón deberíamos usar?”, preguntó Martti curiosamente. curiosamente.

“Tú decides”.