El Amor Eterno romance Capítulo 350

La voz de Dixon era un poco sarcástica. Él no me importaba en lo absoluto. En cambio, me di la vuelta y contesté el teléfono.

Grité alegremente: "Hermano".

"Soy yo", se escuchó la voz de una dama.

Era la voz de una joven que de alguna manera sonaba familiar. Me tomó un tiempo recordar quién era.

Emmi, mi enemiga.

Mi tono se volvió frío instantáneamente: "¿Por qué me llamas?".

"Para desearte un feliz año nuevo", dijo ella.

Le pregunté de vuelta: "Emmi, ni siquiera somos conocidas, ¿verdad?".

"Mhmm, ¿no quieres ver a Zachary?".

Emmi me lanzó un señuelo.

Me mordí los labios. Le pregunté: "¿Dónde está?".

"Ven a la residencia Hull, te espero", ella respondió.

Quería rechazarla, pero Emmi me colgó de repente. Poco tiempo después, recibí un mensaje de un número desconocido.

Era la dirección de la familia Hull.

Helsinki, la capital de Finlandia.

Ignoré sin pensar su mensaje.

Estaba embarazada. Nunca podría ponerme en peligro. Además, ¡suponía que Emmi había venido con malas intenciones!

De lo contrario, ¿cómo se las arregló para llamarme a través del teléfono de Zachary?

¡El hecho de que se las arreglara para hacer eso me hizo sentir extremadamente molesta!

Guardé mi teléfono y volví a sentarme junto a Loraine. Afortunadamente, ella no me presionó ni me preguntó acerca de Zachary. La mayoría de las personas sentadas allí sabían quién era Zachary, pero todos evitaban el tema.

Nadie quería arruinar el ambiente festivo, con excepción de Dixon.

Todos pensábamos en cosas diferentes durante la comida. Después de la cena, mi mamá me pidió que la siguiera a la habitación. Ella me preguntó sobre mi relación con Zachary.

“Olvidé preguntarte acerca de tu situación actual con Zachary”, preguntó ella.

No estaba segura de cómo debería responderle.

Estaba a punto de romper con Zachary.

Sin embargo, estaba embarazada de su hijo.

Lo pensé rápidamente y le conté lo que sucedió. También hice hincapié en que Zachary nunca me hizo daño, ni una sola vez.

Después de que mi mamá escuchó toda la historia, se quedó sin palabras.

Dejé escapar un gran suspiro y salí de la habitación.

Estaba deprimida. Bajé las escaleras y me dirigí al jardín trasero.

En el jardín, las Dulces Flores de invierno estaban floreciendo. Esas flores exquisitas estaban cubiertas de hielo y rocío.

Les pregunté a los guardaespaldas que me seguían: "¿Alguno de ustedes tiene una amante?".

Todos respondieron al unísono: "Nunca".

Nunca…