El Amor Eterno romance Capítulo 364

El médico me recomendó que procediera a un examen de anomalías. Además, era normal que las mujeres embarazadas se hicieran el escaneo alrededor de las 20 semanas. Lo mejor era hacer un escaneo de anomalías para demostrar que mi hijo estaba bien.

Sin embargo, estaba preocupada y asustada.

Tenía miedo de que se apagara la única luz de mi corazón.

Regresé al apartamento con Leo sin continuar la conversación con el médico.

Me sentí mejor después de tomar el medicamento, pero sufrí de insomnio. Pasó mucho tiempo antes de que me durmiera.

Cogí un coche a Ciudad S al día siguiente. No me comuniqué con Henry, ni con la cuñada cuando llegué. En cambio, fui directamente al hospital donde estaba Elaine. La vi sentada en el pasillo del hospital; sus ojos estaban rojos. Me acerqué y sostuve su brazo mientras le preguntaba, preocupada: “¿Cómo está Jade? ¿Está en la sala de operaciones?”.

Había un quirófano con las luces encendidas no muy lejos de donde estaba Elaine. Ella asintió y dijo: "Jade continuó vomitando anoche".

"Todo estará bien". La consolé mientras me sentaba a su lado.

Elaine, que siempre había sido fuerte, me abrazó y lloró de manera desgarradora. Era como si finalmente hubiera encontrado a una persona que la apoyara. "Señorita Shaw, no puedo soportarlo más. ¡La tortura por la que ha tenido que pasar mi hija en estos seis meses se ha grabado en mí! ¡Me duele mucho el corazón y me arrepiento de haber dado a luz! Si no hubiera sido tan egoísta, ¡ella no habría sufrido todo este dolor!".

Elaine tembló terriblemente cuando la abracé por los hombros y le dije, llena de lástima: “No es culpa tuya. Solo querías que Jade viera el mundo, y ahora…".

No podía decir que Jade estaba sana y salva ahora. Suspiré profundamente. "¡Jade definitivamente mejorará!".

Elaine no podía parar y siguió llorando en mi hombro hasta que las luces del quirófano se apagaron.

Aunque parecía delicada, se puso de pie sin la tristeza y el dolor que tenía ahora. Ella miró fijamente a la niña que fue sacada del quirófano por un médico.

Se secó las lágrimas de las comisuras de los ojos y llamó a Jade desde el borde de la cama. "La niña está a salvo por el momento". Le dijo el médico.

"Gracias, doctor", ella respondió agradecida.

Esa fue la primera vez que dudé. Si la enfermedad de Jade se debió a ser prematura, entonces el niño en mi útero...

“No se puede asegurar nada. Hay muchos niños prematuros, pero la mayoría están sanos”. El médico meneó la cabeza y explicó.

"Muy bien, gracias doctor".

Salí del consultorio del médico y le pedí a Leo que se encargara de los procedimientos de hospitalización por mí. Solo quería cuidar de mi salud durante los próximos siete meses.

Regresé a la sala y vi a Elaine acariciando la cabeza de la niña. Me senté a su lado y levanté mi mano para tomar la mano de Jade. "Planeo quedarme aquí hasta el nacimiento de mi hijo".

"¿Estás embarazada?". Elaine enarcó las cejas y preguntó, sorprendida.

"Sí, y mi cuerpo está peor de lo que estaba el tuyo".