El Amor Eterno romance Capítulo 383

¿Estaba enojado conmigo porque fingí no saber quién era él?

Me mordí mi labio y me marchité. Hice lo mejor que pude para no llorar. Luego, me disculpé después de un rato: “Lo siento, hermano. No es que no quiera hablar contigo, ¡es solo que tengo miedo! Porque no hice nada bien. Te perdí a ti y a los niños… ¡Tenía miedo de reunirme contigo! Tú también me evitaste cuando fui a Finlandia. Pensé que ya no me querías. ¡Estaba triste y muy deprimida!”.

Zachary no me culpó cuando vio cómo estaba sufriendo. Él se dio la vuelta y se sentó en el sofá. Él gentilmente acarició mi mejilla con su palma y me consoló en voz baja: “No hay ni bien ni mal en el pasado. En cuanto a los niños… Desafortunadamente no estamos destinados a ser sus padres. Todavía eres joven y la tecnología es avanzada hoy en día. Cuando estés lista, podemos probar la fertilización artificial. Y si no quieres dar a luz nunca más, ¡nunca volveremos a hablar de eso!”.

Traté lo mejor que pude para no llorar, pero lloré cuando dijo eso. Sollocé en su pecho. Todos mis recientes dolores, depresión y tristeza se desvanecieron en el aire.

Todo era gracias a Zachary.

Estaba agradecida por su amor incondicional.

Agradecida de que él se me acercara de nuevo.

“Bel, eres lo más importante para mí. Nada más importa. No voy a mirar al pasado ni culpar a nadie sobre quién está equivocado y quién tiene razón. ¿Olvidaste lo que solía decir?”.

Él me dijo que los malentendidos no se convertirían en una razón para que él me alejara. Era algo que siempre recordaba. Sin embargo, también recordé mis tres visitas a Finlandia. ¡Me dolió tanto!

Lloré y pregunté: “¿Por qué no me querías ver?”.

Estaba débil frente a Zachary.

¡Estaba dispuesta a dejar mi dura pretensión y ser vulnerable con él!

Se sintió completamente diferente a cuando estaba con Dixon Gregg. ¡Era como si pudiera depender del hombre frente a mí por el resto de mi vida!

Zachary no explicó por qué él no quería verme. Él siempre no era hablador. Él regresó a su comportamiento de corazón frío.

Estaba un poco agitada, así que miré hacia arriba y regañé: “Zachary Schick”.

Él sonrió y dijo: “Chiquilla”.

Él solía llamarme chiquilla cuando decía su nombre completo.

Sin embargo, él simplemente me lo permitió porque él no podía corregir mi comportamiento.