El Amor Eterno romance Capítulo 410

El clima en Ciudad Wu era excepcionalmente bueno. No llovía y el aire no estaba húmedo. La luz de la luna brillaba con la claridad de la linterna más suave, acompañada por las suaves olas de la brisa fresca. Hacía buen tiempo para una cita.

Una cita... ¿Contaría esto como una cita para Zachary y para mí? En silencio, fruncí los labios y sonreí.

Media hora después, entré a una floristería cuando un carro pasó cerca. Escogí nueve rosas rojas, un trozo de papel negro grueso y envolví el ramo yo misma.

Llevé el ramo de rosas al coche. Poco tiempo después, llegamos a la ubicación que Zachary me envió. Bajé del coche y vi la figura de un hombre con una gabardina negra, de pie con una mano detrás mientras estaba cerca del mar.

Sin lugar a dudas, esa silueta familiar era la de Zachary. Era una extraña ocasión en la que él no vestía de traje.

Le indiqué a Leo que dejara de seguirme y caminé silenciosamente hacia la espalda de Zachary. Cuando estaba medio metro cerca de él, salté sobre su espalda como un mono. Había una sensación de risa en su voz. Él preguntó: "¿Qué pasa si te caes?".

Abracé su cuello y me reí: "No tengo miedo si estás aquí".

Cambió de tema y preguntó: "¿Ya cenaste?".

"Aún no. Sr. Schick, ¿quiere cocinar para mí?”.

Él dijo con voz suave: "Hm, ¿qué quieres comer?".

Leo me había dicho que esa era la residencia privada de Zachary. Miré alrededor del área y noté una villa en el acantilado. Estaba escondida en el bosque y el exterior lucía espectacularmente lujoso.

Sonreí y dije cariñosamente: "Me gusta todo lo que hace el Sr. Schick".

Zachary me cargó en su espalda y caminó a lo largo de la costa hacia la villa. Me recosté contra su espalda y le pregunté nerviosamente: “Mi mamá me contó todo. ¿Hablaron mucho?”.

Incluso si lo dijera, todavía me sentía triste por Zachary.

Apoyé la barbilla en sus fuertes hombros y murmuré: “Me sentí triste por ti. ¿Desde cuándo mi segundo hermano tenía que enfrentarse a tanta injusticia? Además, mi papá es demasiado quisquilloso. Él ni siquiera se da cuenta de la condición de su hija. Ella tiene un cuerpo muy débil, un cambio de riñón, cáncer y se divorció. Ya es suficientemente bueno que alguien la quiera, pero sus exigencias hacia ti siguen siendo tan altas…".

Antes de que pudiera terminar de hablar, Zachary se detuvo y me bajó. Se paró cara a cara justo en frente de mí con su habitual rostro indiferente que era un poco frío. Yo todavía seguía abrazando el ramo de rosas y me sorprendí un poco.

"¿Qué pasó?", le pregunté.

Él tenía una expresión seria. "Lo que menos me gusta ver es cómo te menosprecias".

Dije esas palabras casualmente sin ninguna consideración. Asentí obedientemente y admití mi error. "¡No volverá a pasar en el futuro!".