El Amor Eterno romance Capítulo 457

El gran Lion y la pequeña Lion no fueron nombrados numéricamente.

Si así fuese, deberían llamarse el pequeño Nueve y la pequeña Diez.

La niñera explicó con una sonrisa: “Su familia tuvo demasiados hijos. El viejo amo dijo que los niños después del pequeño Ocho llevarán el nombre de horóscopos. ¡En unos días más, habrá otro niño de signo Escorpio que se mudaría para quedarse con ellos! El viejo amo dijo que lo llamara el pequeño Escorpión. Su esposa incluso se burló de que él era demasiado perezoso al nombrarlos y ni siquiera les dio un nombre apropiado a los niños. Sin embargo, eran solo apodos, por lo que no pensaron demasiado en ello".

Me llegó una revelación. La niñera luego dijo apasionadamente: "Mañana, dejaremos este lugar y nos dirigiremos a la Ciudad A para celebrar el Año Nuevo Lunar. Regresaremos después de eso. ¡Usted puede venir a jugar con los niños después del Año Nuevo Lunar! Para entonces, la esposa del amo estará cerca y ella podrá dejarla entrar. Aquí solo soy una niñera sin la autoridad para hacerlo".

Le di las gracias. La pequeña Lion de repente agarró mi dedo y murmuró un "mamá" indistinguible. ¡El sonido fue tan suave y gentil que derritió mi corazón!

Rápidamente pregunté con voz suave: "¿Qué dijo la pequeña Lion?".

La niñera explicó: “La pequeña Lion simplemente dijo mamá sin saberlo. Los niños de seis meses todavía están aprendiendo a hablar. Sin embargo, ellos inconscientemente dicen una palabra o dos. Señorita, solo espere hasta que tenga sus hijos, entonces lo entenderá".

Espera un minuto. Ella dijo que la niña tenía seis meses.

Pequeña Lion...

¿La bebé era de signo Leo?

Los dos eran gemelos de seis meses, eran de signo Leo y se veían idénticos a mis dos hijos que fallecieron. Además, la pequeña Lion incluso me llamó "mamá".

Sin embargo, eran hijos de la familia Yale.

Tenían el linaje de la familia Yale, ¡no tienen nada que ver conmigo!

Me obligué a contener las lágrimas y pregunté: "¿Dónde están sus padres?".

Cerré los ojos desanimada. Pronto, el ruido proveniente del jardín de la villa de Dixon desapareció. Cuando volví a abrir los ojos, el hombre que vi en la villa hizo que mi expresión se oscureciera.

En ese momento, él estaba de pie bajo el árbol de parasol chino, mirándome directamente con sus ojos brillantes. Recostado en su pierna estaba el sucio gato naranja.

El gato se aferraba a él, frotándose constantemente en su pie.

Después de una cuidadosa tabulación, había pasado medio año desde la última vez que nos vimos.

No me había acosado durante medio año.

Nuestras miradas se fijaron. El borde de sus labios se curvó de repente cuando sacó su teléfono. Poco después, mi teléfono empezó a sonar.

Cogí el teléfono y lo vi agitando el brazo. Respondí a la llamada, puse el teléfono junto a mi oído y lo escuché hacer una pregunta cruel. "Carol, ¿ver a estos niños de la familia Yale te recuerda a tus propios hijos?".