El Amor Eterno romance Capítulo 472

¿Tenía miedo del karma?

¡¿Fui yo la que cometió un error?!

¿Fui yo la que me había apuñalado a mí misma anteriormente?

Pensé en devolverle esta puñalada a Zachary muchas veces. Sin embargo, ¡todavía tenía miedo y mi corazón se ablandó cuando el momento llegó!

Me paré frente a él y le dije: “¡Zachary!”.

El hombre enfrente de mí ya no era mi segundo hermano.

Él era tan alto que necesitaba levantar la cabeza para mirarlo.

Zachary bajó levemente los ojos y me miró con indiferencia. Quería decir algo pero descubrí que todo lo que diría en ese momento era superfluo.

Mi cabeza estaba mareada. Caminé hacia él y apunté con el cuchillo a la zona de su abdomen. Él no se escondió y su expresión intrépida hizo que me sintiera molesta. ¡Era como si estuviera seguro de que no lo lastimaría!

“Bel, debería dejarte devolver la puñalada”. Él también sabía que debería recibir la puñalada.

Sin embargo, yo no lo quería hacer.

Quería que él pasara el resto de su vida con esta culpa.

Mi conciencia comenzó a entrar en trance y mis piernas estaban tan débiles que no podía sostener mi propio cuerpo. Quería caminar hacia atrás y volver al lado de Tucker, pero mi cuerpo cayó rápidamente hacia el suelo. Zachary reaccionó rápidamente y me abrazó. Preguntó con su voz fría: “¿Qué está pasando?”.

Desde que Zachary dejó Ciudad Tong y llegó a Irlanda, rara vez me contactaba o respondía mis mensajes. Sin embargo, él siempre esperaba hasta que me fuera a la cama antes de irse a dormir. Me sentía extremadamente feliz en ese momento.

¡Estaba segura de haber encontrado al hombre adecuado en esta vida!

Sin embargo, ¡él me puso sobria hace un mes!

Era como estar sobre un delgado trozo de hielo en un enorme mar helado. Si hiciera un ligero movimiento, innumerables grietas en el hielo aparecerían y mi final sería caer al mar y morir de asfixia cuando el agua me cubriera.

Puse mi barbilla en el hombro de Zachary débilmente. Tucker me llamó por mi nombre ansiosamente mientras Zachary preguntaba con indiferencia: “¿Cómo está ella?”.

Le ordené a Tucker que no le contara a nadie sobre mi situación de salud. Explicó apresuradamente: “Una vez alguien le dio una patada en la cabeza a la jefa, por lo que sigue sintiéndose mareada. Ella podría estar teniendo dificultades para ajustarse ya que ella acaba de llegar a un lugar frío. Déjeme pedirle el doctor para que venga”.

El hombre dijo lentamente: “Ella fue pateada…”