Resumo do capítulo Capítulo 52 do livro El Amor Eterno de Internet
Descubra os acontecimentos mais importantes de Capítulo 52, um capítulo repleto de surpresas no consagrado romance El Amor Eterno. Com a escrita envolvente de Internet, esta obra-prima do gênero Romance continua a emocionar e surpreender a cada página.
“Dame una razón”. Sean pregunto de forma calmada.
“Quiero experimentar ser amada por alguien, incluso si es solo jugar a fingir”.
Ese siempre ha sido mi motivo para querer estar enamorada.
Bajo las farolas, se podían ver nuestras sombras en el suelo. Sean se rio en silencio y sonrió, chasqueando ligeramente mi frente.
“Chica tonta, si quieres ser amada, yo puedo hacerlo. Sin embargo, me disculpo porque no puedo salir contigo, ya que lo que deseo es una relación igualitaria. Y tú no me tienes en tu corazón…”.
Sean fue la última persona que pensé que me rechazaría.
Que equivocada estaba yo.
Bajó la cabeza, y besó ligeramente mi frente. “Nos conocemos desde hace tanto tiempo. Puedo mimarte, amarte y salir contigo como un hombre adecuado. Incluso puedo casarme contigo, pero ¿me amas?”.
Sean nunca había creído en el matrimonio.. pero dijo que podía casarse conmigo.
No esperaba que sus palabras fueran tan sinceras.
Me aparté apresuradamente de su abrazo y me disculpé.
“Disculpa, me equivoque”. Yo murmuré.
Sean bajó los ojos; todavía sonriendo y dijo, “Descansa bien. Nos vemos mañana”.
Después de que se fue, mis sentimientos eran un desastre.
Parecía que me acerqué demasiado a alguien a quien no debía.
No tenía que haberme imaginado que Sean podría tener ese tipo de sentimientos hacia mí.
Saqué mi celular y le envié un mensaje. “¿Estas enamorado de mí?”, pregunté.
Sean respondió, “No por el momento”.
De repente, me di cuenta de que no era tan sencillo encontrar a alguien de quien enamorarse en realidad.
“No es asunto tuyo”, suspiré.
De alguna manera, Dixon sabía mi paradero tan claro como el día. Podría haber sido pura coincidencia, pero Summer podría haberlo ayudado.
“Debes haber convencido a Summer lo suficientemente bien como para ayudarte”. Me burlé pensando en la situación.
Dixon miró intensamente mi frente. Ignoró mis palabras. De repente, estiró sus manos hacia mí y frotó mi frente. Sobresaltada, di un paso atrás.
“¿Estás loco?”. Lo maldije.
Dixon mantuvo su silencio con una expresión fría.
Yo sabía que él estaba enojado. Dixon suspiró profundamente, atrayéndome a su abrazo.
“Caroline, si tú te quieres enamorar, ¿me considerarías?”, preguntó en voz baja.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: El Amor Eterno