El Amor Eterno romance Capítulo 641

“Por supuesto, mi esposa es la más bonita de todas”.

Sinceramente, no supe qué decir. Me levanté con mis ojos rojos y caminé hacia la cocina. Saqué la taza de leche tibia y se la pasé a Dixon, quien me seguía todo el tiempo.

“Toma, bebe un poco de leche tibia para calentarte”.

Ese día, Dixon usó mi pijama de seda. Obedientemente tomó la taza de leche y bebió.

De repente me acordé del gordo gato naranja de la última vez. ¡Ese gato siempre andaba libre en la villa de Dixon por comida y agua!

Retiré mi mirada, luego volví al sofá. Dixon trajo la taza de leche y se sentó en el sofá también. Sin embargo, parecía que estaba sentado en una postura adecuada.

No solo eso, él seguía mirándome.

Le pregunté en voz baja: “¿Por qué sigues mirándome?”.

“Tengo miedo de que desaparezcas”.

No debí de haberle hecho esa pregunta.

Sostuvo la taza con fuerza con su mano grande con venas prominentes.

Vaciló por un largo tiempo antes de que finalmente dijera: “No podía verte. Tampoco podía ver a la Carol en mis sueños tampoco. En realidad, yo… yo… yo realmente extraño a Carol. Quiero verte todo el tiempo y quedarme a tu lado.

“Sin embargo, mi hermano dijo que Carol tiene a su amado hombre… No entiendo lo que quiso decir con eso, pero mi hermano dijo que Carol no es mía. No lo creo. Si Carol no es mía…”.

Él hizo una pausa por un momento, luego preguntó: “Entonces, ¿a quién debo pertenecer?”.

Dixon hizo una pregunta mortal, una que no pude responder. ¡Nuestra relación ya estaba en el pasado!

No respondí a su pregunta. Dixon se dio cuenta, y con cuidado extendió la mano hacia mi mano. Simplemente lo miré con ojos tranquilos.

Estiré mi dedo meñique e hice una promesa de meñique.

Al mismo tiempo, sonó el timbre. Me levanté y abrí la puerta para encontrarme con la llegada de mi asistente. Me entregó la bolsa de la compra en la mano.

Cuando tomé la bolsa, saludó cortésmente a Dixon: “Sr. Gregg”. Luego, me informó, “Presidenta Shaw, vi al Sr. Schick abajo justo ahora”.

Me quedé conmocionada. Rápidamente corrí hacia mi ventana y vi a Zachary parado frente a la puerta en su postura erguida usual. Mientras tanto, el asistente Yair le llevaba el paraguas.

¿Cuándo llegó? ¿Por qué estaba él aquí? ¿Podría ser que vio que traje a Dixon a casa?

Le dije a mi asistente: “Envía a Dixon a casa luego”.

Cuando Dixon escuchó eso, preguntó en voz baja: “Carol, te acabo de ver… ¿Puedes llevarme a casa tú misma? Así me podrás acompañar más tiempo en nuestro camino de regreso”.