El Amor Eterno romance Capítulo 719

Los ojos y el rostro de Dixon se llenaron de incredulidad. Era como si yo fuera solo una ilusión frente a él, ¡un sueño que podía desaparecer en cualquier momento!

Dije con firmeza: “Sí. Soy Carol".

La expresión de Dixon de repente cambió a una de gran felicidad y siguió sonriendo como un niño pequeño. Él sonrió tanto que afectó la herida de su rostro, pero él nunca sintió dolor en absoluto. ¡Simplemente me miró fijamente con una mirada tonta!

Entiendo que él me extrañaba.

Me extrañaba tanto que solo me tenía a mí en su vida. Él me anhelaba. Anhelaba que yo volviera con él, él esperaba que pudiera quedarme a su lado todo el día y toda la noche, pero ya me había separado de él.

A pesar de eso, su corazón estaba lleno de expectativas y determinación. Él pensó que todavía era su esposa. ¡Él pensaba que yo siempre había sido suya!

Dixon continuó sonriendo: "Todos me dijeron que no eras mi esposa, pero no entendía lo que querían decir. ¡Solo sé que eres mi esposa! ¡Carol, serás mi esposa para siempre!".

Él no estaba en el estado mental adecuado. No era necesario que yo se lo explicara a una persona con discapacidad mental. Sin importar cuánto se lo explicara, ¡él no lo creería!

Cambié de tema. "¿Cómo te lastimaste?".

Al escuchar eso, Dixon sacó con cuidado un fragmento de una fotografía de su bolsillo. Era mi foto. La foto estaba tan sucia que apenas podía ver la imagen. Tenía manchas de sangre, ¡las manchas de la sangre de Dixon!

Él bajó la voz mientras explicaba: “Te he estado buscando por todas partes. Traje tu foto para buscar tu paradero, pero no pude encontrarte. Algunos pidieron la foto, pero yo nunca se la di. Me preguntaron por tu relación conmigo, así que dije que eras mi esposa, ¡pero no me creyeron! Dijeron que nadie amaría a un tonto, especialmente cuando ella es la jefa de familia Schick. Incluso dijeron que la jefa de la familia Schick ya tiene un hombre, ¡así que ella no me querría! Querían arrebatarme la foto, pero como no la entregué, me pegaron. La protegí en mis brazos. ¡Afortunadamente, no la perdí! Carol, nunca te perdí. Siempre serás mía...".

No pude soportar más las palabras de Dixon. Sus palabras pincharon mi corazón tanto. Rápidamente me levanté y salí de su sala. Dixon dijo mi nombre desde detrás de mí, pero agité la mano y le expliqué: "Tengo que ir al baño".

Cuando salí de la sala, me apoyé contra la pared deprimida. Leo se acercó y me preguntó preocupado: “Jefa, ¿qué sucedió ¿Necesita descansar?".

Negué con la cabeza. "Estoy bien".