El Amor Eterno romance Capítulo 77

Resumo de Capítulo 77: El Amor Eterno

Resumo de Capítulo 77 – Uma virada em El Amor Eterno de Internet

Capítulo 77 mergulha o leitor em uma jornada emocional dentro do universo de El Amor Eterno, escrito por Internet. Com traços marcantes da literatura Romance, este capítulo oferece um equilíbrio entre sentimento, tensão e revelações. Ideal para quem busca profundidade narrativa e conexões humanas reais.

Sin embargo, la tranquilidad fue finalmente alterada.

Era una llamada de Loraine Green.

Estaba sorprendida de que ella llamara.

Justo cuando estaba dudando en contestar, Dixon Gregg asomó la cabeza. Cuando vio el identificador de llamadas, frunció el ceño inconscientemente y dijo con molestia, “En la mente de Loraine solo existe Lance Gregg”.

Dixon Gregg rara vez llamaba ‘Hermano’ a Lance Gregg.

Su relación parecía más bien distante.

No respondí la llamada porque Dixon se encontraba al lado mío, pero Loraine no se rendiría, ella me envió una video llamada por WeChat.

Dixon estaba agitado, él tomó el celular de mis manos y contestó, “Loraine, ¿Qué sucede?”.

Dixon Gregg sonaba muy molesto en su tono de voz mientras que Loraine Green probablemente no esperaba escucharlo a él. Ella se asustó ligeramente y dijo: “Segundo Hermano, estoy buscando a la Hermana Caroline”.

“¿Por qué buscas a tu cuñada?”.

Desvergonzadamente, él le recordó a Loraine Green que yo era su cuñada.

Inmediatamente, Loraine Green se adelantó y preguntó, “¿Dónde está mi cuñada?”.

Dixon no contestó y le preguntó nuevamente, “¿Por qué la estás buscando?”.

“Estoy detenida nuevamente en la estación de policía”.

Dixon Gregg, “…”

Loraine Green rogó en un tono lastimero, “No me atreví a contactar a Hermano Mayor, y tenía miedo de que tu fueses a regañarme también; por eso estaba buscando a la Hermana Caroline”.

Dixon dijo gélidamente, “Te lo tienes bien merecido”.

Loraine Green, “…”

“Hermano Segundo, por favor, sálvame”.

“Sálvate tú misma”.

Dixon Gregg declinó cruelmente y le colgó. Le pregunté tímidamente, “Eso no fue nada agradable, ¿o sí?”.

Antes de haberle entendido, Dixon Gregg había bajado la cabeza y me había besado en los labios.

“Verdaderamente tienes intenciones ocultas al tráeme aquí”.

Él curvó sus labios hacia arriba, “Sí, intenciones ocultas”.

Me alejé de su pecho y lo pateé, lo cual él no evitó.

“Dixon Gregg, ¡suéltame!”.

Hasta ese momento ya estaba muy alterada. Cuando él me vio de esa manera, me dejó ir y me dijo en un tono suave, “Lo hice para asustarte a propósito. Este es mi castigo para ti… por pensar en mi todo el tiempo, aunque yo…”.

“Eh, ¿¡castigo!?”.

¿Cómo podía simplemente besarme tan casualmente?

Sus ojos resplandecían, “Sí, castigo”.

Justo en ese momento…

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