Resumo de Capítulo 81 – Uma virada em El Amor Eterno de Internet
Capítulo 81 mergulha o leitor em uma jornada emocional dentro do universo de El Amor Eterno, escrito por Internet. Com traços marcantes da literatura Romance, este capítulo oferece um equilíbrio entre sentimento, tensão e revelações. Ideal para quem busca profundidade narrativa e conexões humanas reais.
Mi llanto se escuchaba en todo el coche, pero a medida que circulábamos por la calle, hice mi mejor esfuerzo en suprimirlo. Dixon me acompañó a mi casa, con una mano firme en mi brazo.
El ataúd de cristal fue colocado en la mitad de la sala, Joseph Connor yacía dentro de él. Summer Jacobs se mantuvo cerca del ataúd.
Milagrosamente, Summer no estaba llorando.
Se paró junto a Joseph con ojos enrojecidos. Cuando me vio, me asintió. “Gracias”.
La mirada de Summer hizo que mi corazón doliera.
Ella era una vieja amiga a quien considero mi familia. Nos unimos durante los días de secundaria y nos volvimos como hermanas.
Ella era mi única amiga en el mundo.
Sabíamos todo acerca de la otra. Ella sabía acerca de mi persistente amor hacía el hombre que conocí hace nueve años. Unos meses atrás, ella me había preguntado, “Carol, ¿Por qué te envuelve la tristeza?”.
Ella me abrazó y aguantó sus lágrimas. “Tú derramas lágrimas en los momentos más inexplicables, pero él ha sido tuyo por tres años”.
En ese momento, Summer seguía estando soltera mientras que yo tenía la mano del hombre en matrimonio, pero no su corazón.
Conocíamos bien nuestra mutua situación.
El amor de Summer por Joseph era tan profundo como el que yo había tenido por Dixon.
Me dirigí hacía su lado y gentilmente la abracé. Esa acción fue la gota de derramó el vaso. Un gemido se escapó de los labios de Summer mientras se apoyaba hacia mí.
“Se ha ido. Realmente se fue. Carol, ¿Por qué me pasó esto a mí? Me tomó tanto encontrarlo… y ni siquiera estuvimos juntos por tres meses. Ahora, se ha ido para siempre. ¿Qué voy a hacer?”, Summer exclamó en agonía.
Dixon estaba parado en algunos pasos de nosotras. Él se apartó de la escena emocional, un caballero como siempre. Froté los hombros de Summer mientras escuchaba su llanto angustiado. “Una vida sin él”.
El trocito de esperanza de Summer se estaba extinguiendo.
La sorpresa cruzó por la cara de Dixon y preguntó, “¿Ella habló bien de mí?”.
Le lancé una mirada con el rabillo del ojo y él captó la indirecta. Él frunció sus labios y alcanzó mi mano. “Volveré luego de recoger a Loraine. Recuerda comer algo, no te maltrates a ti misma”.
Su tono de voz era familiar, como el de un esposo persuadiendo a su esposa. Jalé mi mano y dije, “Me quedaré a acompañar a Summer”.
Mientras me volteaba para irme, Dixon gritó, “¡Carol!”.
Carol…
La primera vez que gritó mi nombre fue para decirme que me amaba. Esa memoria fue por siempre grabada en mi cerebro.
Mi cuerpo se congeló. Miré de vuelta al hombre.
“La vida es impredecible, disfruta lo que tienes”.
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