El Arrepentimiento Llega Tarde romance Capítulo 196

Todos quedaron muy sorprendidos al escuchar la voz de Gisela proveniente del interior.

Norma, que seguía abatida, alzó la cabeza de inmediato y miró incrédula a las dos personas dentro del lugar.

La mano de Daniel también se cerró con fuerza al oír que la conversación continuaba desde adentro.

—¿Señorita Gisela, quiere que haga una llamada para amenazar a la familia Flores? ¿Para que vengan a rescatarla?

Gisela asintió con una expresión de total seguridad en el rostro.

Ese hombre ya había aparecido demasiadas veces frente a la familia Flores. Con solo oír su voz, ellos, sin duda, entrarían en pánico.

La comisura de sus labios se curvó, mostrando una sonrisa triunfal, una expresión que quedó claramente registrada por la cámara.

El teléfono de Norma sonó pronto. Ella bajó la mirada, atónita, y tardó mucho en responder.

El hombre le preguntó a Gisela: —¿Y si no contestan?

Para Gisela, ese hombre pronto estaría muerto, así que no se molestó en disimular nada.

—Llama varias veces más. Todos en la familia Flores se preocupan por mí. No me dejarán abandonada. Cuando lleguen, pides siete millones de dólares. Yo te daré un extra.

—Jajaja, señorita Gisela, siempre usa esta misma jugada. Y la familia Flores es tan tonta que sigue cayendo una y otra vez. Todo ese dinero acaba en su bolsillo, ¿cómo es que nadie ha revisado sus cuentas?

Al escuchar eso, los ojos de Gisela brillaron con un destello siniestro.

—¡Cállate! ¿Qué ganas diciendo eso ahora? Solo haz lo que te digo y no te faltará tu parte.

El teléfono de Norma volvió a sonar. Ese impacto, como si estuviera viendo una transmisión en vivo, aún le resultaba irreal.

Pero esta vez presionó el botón de contestar, y al otro lado se oyó la voz del hombre, áspera y amenazante.

—Señora Norma, soy yo. Cuánto tiempo, ¿eh? Los cuatro millones ciento cincuenta mil dólares de la última vez ya me los gasté. Esta vez tengo a su hija. Si no trae los siete millones de dólares para rescatarla, no sé qué podría hacerle. Después de todo, su hija está bastante guapa...

Si esto hubiera ocurrido en el pasado, Norma ya habría estado desesperada por entregar el dinero. Pero esta vez no dijo nada, simplemente observaba la proyección en la pared.

Cada palabra que salía del teléfono coincidía con lo que se mostraba en la proyección. Era una transmisión en vivo. Nadie podía engañarse a sí mismo.