El comprador (COMPLETO) romance Capítulo 68

Algo en los ojos de mi marido me impedía mirar a nadie más.

Me había dado cuenta de que Cristel venía acompañada por Mónica y otra mujer que si no recordaba mal, era la policía que había visto el día que conocí a Kyle...era muy extraño todo.

—No es lo que parece.

Aquella frase trillada escapó en un farfullo de los labios de mi marido y podía sentir que estaba asustado de mi reacción a lo que estaba sucediendo.

Yo podía alejarme de él, por supuesto que podía... pero no iba a ser Cristel ni ninguna otra ex de mi comprador las que me motivarían a hacerlo.

—Si tienes algo pendiente puedo esperarte cariño, no pasa nada.

Le acaricié los labios con mis dedos frente a las tres mujeres y Alex seguía mirándome.

—¡Hola, Loreine, es un placer verte de nuevo! —me saludó Mónica tratando de llamar mi atención.

—Para mí también es un gusto y una sorpresa... tremenda, en realidad.

Mis palabras llevaban un mensaje escondido y ella me regaló un guiño que explicaba un poco su incomodidad por la embarazosa situación.

—Me he encontrado con Cristel en la puerta, pensé que había quedado con Alex.

Bien dicen que el que se excusa se acusa y no podía entender por qué parecía una cosa y otra al mismo tiempo sobre todo teniendo en cuenta que nadie más que Alexander de los allí presentes, me debía explicaciones.

—Pues no sé qué hace aquí pero conmigo no ha quedado —finalmente mi marido se expresaba y me rodeaba la cintura con su enorme mano posesiva —habíamos hablado de ir a ver a su madre al hospital, pero nada más... y no iba a pasar la noche contigo Cristel —aclaró él sin detenerse y dirigiéndose directamente a ella en este caso —no sugieras algo tan patético, que los dos sabemos que solo te iba a hacer un favor, pero cuando mi esposa está a mi lado, no hay más prioridad que ella. Ten respeto y no te denigres así, por favor.

Tuve que morderme una sonrisa porque me había hecho muy feliz aquella respuesta de su parte.

Quizás era un comportamiento inmaduro por la mía pero me sentó genial que me pusiera delante de todo y frente a todos... todas en este caso. Sin dejar de acotar que la policía no nos saludó a ninguno de los dos.

—Tienes razón, lo siento.

No me supo a verdad su disculpa pero ella ya no era alguien que me significara nada, sinceramente.

Ahora solo la veía como lo que era, la ex de mi esposo aunque, su jugada decía de la noche me haría medir mis pasos un poquito mejor con ella en caso de necesitarlo.

Sin embargo, Mónica, me resultaba más inquietante en aquel momento.

—Si me disculpan voy al baño.

A pesar de que Alexander se tensó a mi alrededor mostrando su reticencia a mi lejanía, yo quería demostrar seguridad y desinterés yéndome de allí y dejando a mi marido con aquellas mujeres. Que supieran que no había fisuras entre nosotros y de haberlas no serían ninguna de las tres la razón.

Avancé por el local y poco a poco fui orientándome hasta encontrar los aseos pero alguien me detuvo antes de entrar en el de damas.

—Vas a disculparme, ¿verdad?

—Joder, Kyle, me has asustado.

Le di un pequeño empujón amistoso y él nos apartó del camino cuando otra chica fue a entrar al baño.

—No podremos dosificar las intenciones de tu hermano si juegas en mi contra, corazón —le reclamé girando a confirmar que no tenía a nadie detrás.

—Estoy de acuerdo pero merece un poco de paz, y tu también luego de lo de hoy. Se extrañan y yo quiero follar con alguien, si te tiene él sé que estarás a salvo. No tendré que vigilarte.

—Pero mira que eres descarado...¿A quién te estas tirando?

Se acercó a mi oído y decretó:

—Cuando lo sepas te vas a mosquear, mejor no te digo.

—Pues sí, mejor no me digas...y vete donde quieras, no eres mi niñera. Sé cuidarme sola.

—También lo sé, pero me gusta hacerlo yo.

Nos abrazamos y nos despedimos allí mismo, él se había convertido en un gran amigo que no esperaba tener y ahora, era como mi familia, de lo poco que me quedaba sincero.

(...)

Luego de salir del aseo volví a los brazos de Alexander Mcgregor.

Le había extrañado tanto, le quería muchísimo a pesar de todo y saberme junto a él era maravilloso.

Bailando pegados, mirándonos fijamente y con mis manos alrededor de su cuello y las suyas en mis caderas sonreí feliz.

—Te he echado tanto de menos —me besó la punta de la nariz —no quiero vivir sin tí. Quiero negociar nuestro acuerdo.

—No voy a ceder Alexander, te daré mis fines de semana y no nos veremos en otro momento. Estoy confiando bastante en tí pero las cosas se harán a mi manera. Y es por eso que necesito que sea mediante contrato, te conozco lo bastante como para saber que solo así serás confiable, firmaremos ese contrato y pondrás una cifra para que sea efectivo, si no, podrías romper el acuerdo cuando quieras y no mereces más de mí que aquello que esté dispuesta a darte.

Cronología desnuda 1

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