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El Dios Oculto romance Capítulo 5

—Carlos, envíame los archivos ultrasecretos sobre Rafael Cordero de Corporación Cuatro Mares en cinco minutos —dijo con calma.

—¡Enseguida, Señor Gutiérrez! ¡Esto solo tomará tres minutos!

Rafael tan solo se burló en respuesta a la amenaza de Alejandro.

«No hay forma de que Alejandro venga a trabajar como guardia de seguridad si en verdad es capaz de enfrentarse a mí. Bien, esperaré unos minutos para poder ver cómo se avergüenza a sí mismo».

Rafael no estaría sonriendo si supiera sobre la verdadera identidad de Alejandro y su plan.

Siendo el verdadero heredero de la familia Gutiérrez del Territorio del Norte, el estatus y el poder de Alejandro estaban muy por encima de los de Rafael.

Solo trabajaba como guardia de seguridad porque quería apoyar a una poderosa organización en la Ciudad Nébula, que se convertiría en su línea de defensa más fuerte cuando se enfrentara a esa mujer.

Unos dos minutos después, Alejandro recibió un nuevo correo electrónico en su bandeja de entrada y soltó una risa fría cuando vio su contenido.

—Señor Cordero, le sugiero que eche un vistazo a esto antes de decidir si desea o no enfrentarse a mí —dijo mientras le entregaba el teléfono a Rafael.

Curioso por lo que Alejandro tenía preparado para él, Rafael tomó el teléfono con una sonrisa burlona.

Sin embargo, la sonrisa en su rostro pronto fue reemplazada por una expresión de miedo cuando vio el contenido de ese correo electrónico.

Estaba tan asustado que sus brazos temblaban cuando dejó el teléfono.

—¿Q-quién diablos eres? —preguntó con voz temblorosa.

Al notar el cambio en el tono de voz de Rafael, la secretaria se dio vuelta con curiosidad.

Ella también se estremeció al ver lo aterrorizado que lucía Rafael.

«¿Qué? ¿El Señor Cordero le tiene miedo a este guardia de seguridad?».

La mandíbula de la secretaria cayó en shock e incredulidad al pensar en eso.

Gerardo y Adán habían estado esperando en la recepción durante bastante tiempo, pero Alejandro aún no había bajado.

Adán estaba un poco nervioso en ese momento.

—Alejandro aún no ha bajado, Señor Rangel. ¿Cree que tal vez él...?

—¿De qué te preocupas? ¡Apuesto a que los guardaespaldas del Señor Cordero lo están golpeando en este momento! ¡Tal vez lo arrastren aquí pronto! —interrumpió Gerardo con una expresión de certeza en su rostro.

«Incluso los gerentes no se atreverían a enfrentarse directamente al Señor Cordero, ¡así que Alejandro está acabado esta vez!».

—¡Ese pedazo de basura ha vuelto! —exclamó Adán mientras miraba a las escaleras.

Gerardo se dio vuelta, solo para ver a Alejandro fumando un cigarrillo mientras bajaba las escaleras con calma.

—¿Oh? ¡Miren quién ha vuelto! ¿El Señor Cordero aceptó tu solicitud? No pareces haber recibido una paliza, así que supongo que ni siquiera lograste entrar a su oficina, ¿verdad? —preguntó con una sonrisa burlona.

Adán, también se negaba a creer que Rafael siquiera consideraría a un pedazo de basura como Alejandro.

—Es hora de que te arrodilles como prometiste —dijo Alejandro mientras soplaba con calma una bocanada de humo en la cara de Gerardo.

«¿Cómo se atreve a insultarme de esta manera?».

Enfurecido, Gerardo gritó a todo pulmón:

—¡Eres solo un inútil yerno que no puede controlar ni a su esposa! ¿Por qué no dejas de actuar y admites la derrota?

Alejandro soltó una risita traviesa.

—¿Dejar de actuar? ¿Qué tal si hago que el Señor Cordero baje aquí para que puedas preguntarle en persona sobre mi salario, Gerardo?

«¡Me aseguraré de que Gerardo se arrodille y lama mis zapatos!».

Gerardo se rio tanto que casi lloró cuando escuchó eso.

—¿Hacer que el Señor Cordero baje aquí? ¿Quién te crees, Alejandro? ¡No nos engañas con esa actuación tuya!

Capítulo 5 Arrodíllate 1

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