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El ENGAÑO DE MI ESPOSO PARALITICO romance Capítulo 2

Al día siguiente, muy temprano por la mañana, unos hombres de traje tocaban el timbre de la mansión Ferrer con mucha insistencia, Isabella bajó en pijama a abrir la puerta

— ¿Qué desean? ¿a quién buscan? — preguntó Isabella.

— ¡Somos los acreedores de tu padre, sabemos que murió y queremos nuestro dinero!

— ¡Pero señor, yo no tengo dinero, no tengo con que pagarles! además, mi padre jamás menciono que tuviera alguna deuda, ¡así que váyanse de mi casa!

— ¡Por supuesto que no nos iremos sin nuestro dinero, sabemos que el viejo está muerto, pero esta casa puede saldar la deuda, así que nos la vas a dar como compensación! — los malencarados hombres tenían aterrada a Isabella, ella era inocente e inexperta, ellos lo sabían. y se estaban aprovechando

— Por favor señor, esta casa es mi hogar, lo único que tengo, no tengo a dónde más ir— Isabella suplicaba por que tuvieran piedad con ella, pero ese sentimiento era algo que esos temibles hombres no conocían.

— ¿Crees qué nos vamos a compadecer de ti? ¡jajaja, a nosotros lo único que nos importa es no perder nuestro dinero, ahora lárgate si no quieres que nos divirtamos contigo y después te tiremos a algún basurero!

Entre lágrimas y terror, Isabella se obligó a caminar hacía la salida de su casa, estaba en shock, la cabeza le daba vueltas, ni siquiera en su propio hogar había podido estar a salvo

Una vez afuera, suplicó temerosa para que le dejarán llevarse su maleta y su coche

— ¡Deja de lloriquear mujer estúpida! — uno de los dos hombres en traje le gritó enfadado, le aventó la maleta y las llaves, ella se apresuró a recogerlas para poder irse de ahí, no quería que le hicieran daño, sin pensarlo mucho, tomó el camino hacia la casa de su hermana para pedirle ayuda

En el camino Isabella le llamó a su novio Juan Carlos, pero la llamada ni siquiera entraba, Isabella, supuso que quizás estaba de viaje como siempre solía estar, lo necesitaba más que nunca, rogaba por qué revisara su teléfono y le devolviera la llamada

La joven, bajó del coche para tocar el timbre, insistía pero no le habrían, sus lágrimas caían como imparable lluvia, su hermana Samantha, era su única esperanza, ella tenía que ayudarla, no la podía dejar viviendo en la calle

De pronto la puerta se abrió, era una de las mucamas la que salió a hablar con ella

— señorita Isabella, la señora Samantha, le manda decir que no vuelva nunca más a esta casa, que usted para ella está muerta al igual que su padre y que sobreviva como pueda, lo siento mucho...

Isabella se quedó sin palabras, la mucama le dio el recado de su hermana y le cerró la puerta, Samantha, no solamente no la ayudaría si no que le pedía que no regresará nunca más.

La pobre chica quería gritarle que eran hermanas de sangre o suplicarle que no la dejara sola sin tener a dónde ir, pero la conocía bien y sabía que no iba a cambiar de opinión, estaba muerta para ella ¿verdad? recordaría esas palabras mientras viviera en este mundo

¡No me voy a vender! 1

¡No me voy a vender! 2

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