El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 222

Sin decir nada, le puso la colcha y la hizo apoyarse en la cabecera de la cama con una almohada en la espalda. Luego se dedicó a mirarla en silencio.

De repente, la atmósfera se volvió un poco extraña.

Tic, toc…

El tiempo pasaba silenciosamente. Zarina frunció los labios y no dijo nada. Como se mordió el labio antes, estaba un poco rojo e hinchado.

Tomás miró con lástima su carita testaruda, frunció el ceño y le preguntó con voz profunda, -¿Vas a seguir peleándote conmigo así? ¡¿No dijiste que no te importa a quién amo y que solo quieres estar conmigo?!-

Zarina guardó silencio un rato y luego dijo en voz baja, -Antes mi padre y Sandra aún estaban vivos, y era la hija apreciada de ellos, pero ahora no soy nada. Así que por supuesto que voy a buscar a un hombre que me ama. ¿Por qué debería tratar injustamente a mí misma toda la vida y vivir tan duramente?-

-Dime, ¿cuánto puedes pagar?- Tomás vio su expresión y supo que cuanto más le hablaba a buenas, más en duda estaría, por lo que siguió preguntando, -Si me acuesto contigo esta noche, ¿cuánto puedes pagar?-

Estaba dispuesto a ser un prostituto por ella.

Zarina se sorprendió un poco, se mordió el labio y volvió a guardar silencio. ¿Cómo pudo aceptar ser un prostituto a voluntad? Ella dijo eso solo porque estaba enojada y agraviada en ese momento. ¿Cómo podía decir eso él mismo?

-¿No dijiste que me acostara contigo? Está bien, lo acepto, pero dime, ¿cuánto puedes pagar?- La voz de Tomás era excepcionalmente baja, incluso con un rastro de ronquera, -¿No dijiste que me acostara contigo?-

Las lágrimas de Zarina cayeron de repente y sus ojos se humedecieron.

-Estoy dispuesto a ser un prostituto solo para ti, serás la única clienta que tendré en mi vida. Zarina, solo quiero decirte que, durante estos seis años, no he tenido relaciones sexuales con nadie y no tengo malos hábitos. No he tenido ninguna mujer aparte de ti. Si insistes en tratarme como un prostituto, entonces mientras estés contenta, me alegro de ser tu prostituto.- Su tono era un poco de burlarse de sí mismo.

Mientras Zarina se tensó por un momento, innumerables emociones se mezclaron en el interior del hombre, -Mientras estés contenta, mientras creas que esta manera puede hacerte sentir mejor, ¡estoy dispuesto a hacerlo!-

Zarina apretó los dientes, obstinadamente no dejó que las lágrimas se cayeran, pero sentía una angustia en su interior.

Tomás extendió la mano, pero no supo cómo abrazarla. Cuando sus manos finalmente tocaron su cuerpo, no pudo contenerse por abrazarla con lástima, parecía que quería pegarse a ella y no soltarla nunca más. En ese momento ya no tenía ningún genio y dijo débilmente, -Tonta, obviamente me amas y no puedes prescindir de mí, ¿por qué te torturas a ti misma? ¿No te dije hace mucho que me gustas? Si no me gustas, ¿por qué me habría acostado contigo? La borrachera solo es una excusa que me di a mí mismo, en realidad, fue porque no pude contenerme contigo. Durante seis años he podido vivir sin ninguna mujer y sin ninguna relación, pero me acosté contigo... Solo se debe a que esa persona eres tú, ¿entiendes?-

Zarina se contuvo las lágrimas con desesperación, no quería llorar, pero su cuerpo tembloroso y su voz sollozando revelaron su tristeza, su conmoción, su desconcierto, su humilde autoestima y su orgullo.

-¡No quiero que me tengas lástima! ¡No quiero que me compadezcas! No necesitas consolarme, ahora el bebé está bien, no necesito tu consuelo.- murmuró Zarina dolorosamente, empujándolo cada vez más fuerte.

La mano grande de Tomás apretó su cabecita hacia su cuerpo para que se apoyara sobre él. Luego le dijo al oído, -¡Escucha! ¡No te estoy teniendo lástima, ni estoy compadeciéndome de ti! Tampoco te estoy consolando por el bebé, solo te quiero, solo te quiero, eso es todo.-

La besó en la frente. Aturdida, ella lo escuchó decir en voz baja, -Realmente quiero comenzar una nueva vida. Esperar durante seis años es un hábito, y para dejar ese hábito necesito algo de tiempo. Solo quiero comenzar una nueva vida, porque no puedo borrar el pasado, pero de verdad que ya lo he dejado pasar, lo creas o no. Solo te quiero a ti, no porque estés embarazada, no porque seas muy rica, ni porque quiera encontrar a una suplente. En este mundo, Zarina es única. Ahora esta persona única está en mis brazos.-

Finalmente, Zarina lloró fuertemente porque no pudo aguantarlo más.

Agarró con fuerza la ropa de Tomás, estaba llorando como un niño. La otra vez en el hospital también lloraba de esa manera, parecía que por fin había encontrado a alguien con quien poder desahogar sus penas, pero él no quería que hiciera eso de apartarlo después de llorar otra vez.

-¡No llores más!- ordenó en voz baja.

En cambio, lloró más fuerte.

-No llores más, ¿me has oído? ¡O sino te castigaré!- amenazó en voz baja.

-Pues quiero llorar, me da la gana hacerlo. ¡No puedes controlarlo!- gritó agraviada. ¿Que no podía ni llorar? ¿Acaso no la quería con vida o qué?

Tomás tomó su carita impotente, y mostró una sonrisa de pena. Cuando los ojos de Zarina estaban un poco nerviosos, él sonrió más profundamente. De pronto, se inclinó para besar sus labios. Cuando ese beso cayó de manera dominante. Zarina se quedó estupefacta, dejó de lado sus lágrimas para sentir su repentina invasión.

Después de mucho tiempo, Tomás la soltó. Sus delgados dedos recorrieron las comisuras de sus rojos labios, -¡Te castigaré de nuevo si vuelves a llorar!-

-¿Quién te permitió besarme?- Su rostro pálido estaba sonrojado, sus ojos aún estaban llenos de lágrimas y sus labios rojos eran tentadoras.

Él la miró y descubrió que seguía siendo muy linda cuando lloraba, especialmente ahora que tenía una pinta lastimera tan hermosa que podía conmover a cualquiera.

-¡Es porque no paras de llorar!- Tomás levantó inconscientemente las comisuras de los labios y sacó un pañuelo para secarle las lágrimas, -Está bien, no llores, mírate qué pinta tienes ahora, ¡qué fea!-

-¿Alguien te ha pedido que mires...? ¿A ti qué te importa?- dijo Zarina de manera entrecortada, quitándole el pañuelo y secándose las lágrimas ella misma.

***

-¡Sigues hermosa cuando estás llorando!- Tomás dio una sonrisa más brillante mientras sus ojos también brillaban.

Ella levantó los ojos para fulminarlo con sus ojos parpadeando, pero debido a que la mirada del hombre era demasiado impresionante, Zarina estaba en un estado de confusión.

Ella levantó la cabeza para encontrarse con él y sus ojos parpadeantes finalmente recuperaron la compostura, -¡Ya no quiero hacerte caso!-

No se atrevía a ver cómo la miraba, porque le hacía sentir miedo. Sus palpitaciones se aceleraban por su culpa.

-Aunque te veas hermosa cuando lloras, no sigas llorando, ¡porque siento una pena en mi interior cada vez que lloras!- Él sonrió y sostuvo su barbilla, -Oscar y Max han ido hoy a por el certificado de matrimonio, ¿vamos mañana también?-

-¿Se han casado?- Zarina estaba atónita.

Él sonrió y la miró, -Ya no estás enfadada, ¿verdad?-

Luego, sacó una caja de brocado de su bolsillo, ella estaba perpleja.

La abrió, y había un anillo de diamantes adentro, brillando con una luz deslumbrante, -¡Cásate conmigo, Zarina!-

Capítulo 222: Dispuesto 1

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El hombre con la máscara de zorro