Iker miró a Oscar comportándose como un pobrecito.
-De todos modos, si ellos no hubieran pensado en hacer lo malo, no les castigaré, ¿no, papá? Cada uno debe pagar por su comportamiento. Y es normal encontrarse con las dificultades si optan tomar el atajo.
Con tranquilidad, Oscar se fijó en Iker. No hay nada más expresión en su rostro, pero se sintió un poco divertido al escuchar las palabras de Iker.
-Y así que tendiste la trampa a los demás porque ellos tenían el carácter imperfecto y eran los malvados, ¿verdad?
Al oír esto, Iker asintió con la cabeza directamente.
-Exacto.
-Bueno, ¿ya sabes lo que te equivocas? -Oscar tocó la mesa ligeramente con los dedos, y dijo con tono frío.
Por el momento, Oscar no consideraba a Iker como un niño sino un adulto.Oscar tocó la mesa ligeramente con los dedos, y dijo con tono frío.
Iker bajó la cabeza, yse sintió avergonzado porque sabía que en cierta manera había cometido errores, pero no era fácil para él reconocerlos.
El niño siguió bajar la cabeza, se emitió por un segundo la mirada de culpable y de inquietud, se puso a estregarse contra el suelo con las puntillas, pues no sabía que hacer.
Oscar vio la vergüenza de su hijo pero se mantuvo callado y esperó que reflexionara sobre lo que había hecho.
La campana en la pared siguió andar, un largo tiempo después, Iker todavía no dijo nada pero estaba pensando en algo, de repente, dijo en voz baja,
-Lo siento.
-¿Qué dices? -Oscar estaba muy indiferente y miró a Iker con la cara sin expresión, -En voz alta, no te oigo.
Iker alzó la cabeza de repente con la redonda cara enrojecida, y gritó a Oscar,
-Lo siento, papá, es mi culpa, de verdad.
Al oír las palabras, Oscar mostró una mirada satisfecha pero no era obvia.
Iker se sintió una atmósfera más ligera que antes. Así también le quitó las preocupaciones.
-Es una familia maldita, pero eso no tiene nada que ver contigo. No puedo hacerles daño aunque son las personas despreciables. Si hacen lo malo, la ley podrá castigarla.
Oscar asintió y mostró finalmente una sonrisa en la cara.
-Me alegro de que lo hayas comprendido. Eres un niño inteligente y has nacido en nuestra familia, no espero que te metas en los problemas y los consideres razonable perjudicar a los otros.
Iker sintió con la cabeza.
-Papá, ya lo sé, no voy a hacerlo nunca más.
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