Mo Yurou quería obligar a Han Yufan a sugerir un aborto para que él fuera el que abandonara su relación. Ella era muy consciente de que después de haber estado con Han Yufan durante tantos años, sería imposible terminar las cosas por completo. Todo lo que alguna vez había sido un secreto, ahora se había convertido en algo que él podía sostener contra ella; si él mencionara a alguno de ellos, sería empujada a un punto de no retorno.
Han Yufan la miró en silencio con una mirada aguda, como si pudiera ver a través de su alma.
—Por supuesto que deberías tenerlo. Ya he renunciado tanto por este niño, ¿pensaste que me rendiría tan fácilmente? Mo Yurou, déjame decirte que si te atreves a abortar a mi hijo, haré todo lo que pueda para destruir tu carrera.
Las palabras de Han Yufan fueron profundas y siniestras, y traían unaa advertencia. Si Mo Yurou quisiera librarse de él y de Tianyi, ¡no sería tan fácil!
Mo Yurou miró a Han Yufan estupefacta. Había pensado que, de acuerdo con el temperamento de Han Yufan, de ninguna manera aceptaría la existencia de este niño, pero, ¿quién hubiera pensado que le pediría que se quedara con él?
Si fuera a conservarlo, ¿cómo podría firmar con Creative Century?
Las noticias sobre su cambio de agencias ya se habían extendido como un incendio, y si no podía deshacerse del niño, ¿cómo se lo explicaría al señor Li y al Creative Century?
Han Yufan miró a la muda Mo Yurou mientras las comisuras de sus labios se curvaban ligeramente hacia arriba. No había manera de que la dejara retirarse de una pieza después de traicionarlo. Iba a esperar y ver qué otras cosas asquerosas podía hacer, ahora que tenía al tigre por la cola.
Al pensar en esto, Tangning una vez más cruzó la mente de Han Yufan; cómo se había sentido y su estado mental. En ese momento, sintió que finalmente lo entendió todo.
Por lo tanto, ser traicionado por alguien podía hacer que uno fuera despiadado y tuviera la esperanza de que la otra persona fuese destruida.
No mucho después, Han Yufan sacó su teléfono. Frente a Mo Yurou, hizo una llamada telefónica a Long Jie:
—Oame el horario de Tangning, reservaré un vuelo a Francia esta noche.
Long Jie se quedó patidifusa al otro lado del teléfono. ¿De verdad Han Yufan quería ir a Francia? Parecía que estaba soñando con reconciliarse con Tangning...
Al ver que Long Jie no respondía, la voz de Han Yufan se volvió fría mientras hablaba más agresivamente:
—Long Jie, todavía soy el Presidente de Tianyi y Tangning sigue siendo mi artista, ¡tengo derecho a saber en qué anda ella!
En realidad, Tangning ya había escuchado sus palabras resonar desde el teléfono de Long Jie, así que ella le dijo:
—Envíaselo.
—Pero...
Tangning negó con la cabeza, recordándole a Long Jie que no había necesidad de chocar con Han Yufan. Long Jie asintió y, de mala gana, respondió a Han Yufan:
—Te lo enviaré a tu teléfono.
Después, colgó el teléfono y miró a Tangning muy confundida.
—Se supone que acompañes al Gran Jefe. ¿Por qué se lo has dado a Han Yufan?
—¿No te has dado cuenta de que Mo Yurou estaba a su lado? Él sólo quería molestarla. Con todo lo que está pasando con Creative Century, ¿pensaste que de verdad vendría? No te preocupes. Además, ni siquiera nos quedaremos en el hotel que habíamos reservado al principio —explicó Tangning mientras ella desempacaba la ropa de Mo Ting.
Después de escucharla, Long Jie se relajó y le envió el horario de Tangning a Han Yufan.
—Muy bien, mañana por la mañana vendré a recogerte. Mientras tanto, dejaré que tú y el Gran Jefe se pongan cariñosos —dijo Long Jie, guiñando el ojo mientras salía de la habitación y regresaba al hotel asignado por TQ.
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