Piérdete...
Con esa frase, Han Yufan se sobresaltó. Tangning nunca le había hablado así, especialmente desde tan alto. Han Yufan se sintió como un payaso: revelando el lado más humillante de sí mismo para Tangning. Aunque sin saberlo, estaba orgulloso de sí mismo y pensaba que era invencible.
Lo que más le costaba aceptar era admitir que la había llamado puta. Sin embargo, parecía que esa palabra había rebotado en ella y lo había golpeado a él en toda la cara, ocasionándole un dolor insoportable.
Han Yufan quería tomar represalias, pero al ver la mano de Mo Ting entrelazada con la de Tangning, abrió la boca y no le salió ninguna palabra. Todo lo que pudo hacer fue levantarse del suelo sin poder hacer nada y salir del restaurante frente a la mirada divertida de todos.
Al salir de allí, encontró un lugar apartado y golpeó la pared con enojo. Pero, aunque se arrepintiera, ya no podía volver atrás: no solo había perdido su estatus y reputación, sino que también había perdido su autoestima. Esta era la consecuencia de engañar y tener una aventura amorosa, era una elección que él había hecho y el karma lo seguía de cerca.
Poco después, Mo Ting y Tangning también abandonaron el restaurante. Después de contenerse por un momento, Han Yufan no pudo evitar correr tras Tangning. Sin embargo, ella lo detuvo:
—¿No te has rendido todavía?
Casi lo había olvidado, Tangning y Mo Ting ya eran una pareja casada. ¿Qué sentido tenía perseguirla? ¡Tangning ya se había casado con el mejor hombre de Beijing y este hombre podía darle todo lo que quisiera!
—Solo quiero compensar todo lo que le he hecho a Tangning. Puedo hacer cualquier cosa...
—No es necesario —dijo Lu Che con frialdad—. Con nuestro presidente a su alrededor para protegerla, no hay forma de que la señora sufra, ¡por favor, no pretenda sentirse con el mismo nivel de importancia que nuestro presidente!
-No...
—Lu Che...
Tangning parecía haber escuchado su conversación cuando llamó a Lu Che. Oyendo las instrucciones de la pareja, Lu Che se volvió hacia Han Tufan y le preguntó:
— La señora quiere saber algo. ¿Cuándo descubrió que había algo entre Mo Yurou y Li Yu?
—En el Hotel Champagne, habitación 3029. Los atrapé en la cama, juntos. El hotel tiene cámaras de seguridad.
—Gracias.
Respondiendo con una sola palabra, Tangning cerró la puerta del coche. No le echó otra mirada a Han Yufan, ni se volvió hacia atrás.
Al oír su respuesta, Han Yufan sintió que un enorme peso se le había quitado de encima, y finalmente pudo relajarse. ¿Por qué había tenido que llegar a este punto para darse cuenta de lo maravillosa que era Tangning?
Tangning...Tangning...
Han Yufan observó cómo el auto deportivo de Mo Ting se alejaba en la distancia, mientras seguía con la mirada a Tangning. Sin embargo, renunció a toda esperanza, porque sabía que no había manera de poder robarla de las manos de Mo Ting.
La verdad era que Tangning agradeció a Han Yufan por cortesía, como lo haría con un extraño. Lo más importante: quería que Mo Ting entendiera dónde se encontraba con respecto a este asunto. Todo había terminado y ella iba a seguir avanzando con él a su lado.
—Mo Ting...
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