El Juego de los Exes romance Capítulo 392

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Cuando Lucía la vio tan pasmada, se enfureció.

"Acababa de envidiarte por tener un hombre tan lleno de energía, y ahora me encuentro envidiando a ese hombre por tener una mujer tan hermosa como tú. Incluso estás tomando precauciones para no quedarte embarazada, y encima es tu primera vez, de verdad no tengo palabras, pero ¡tienes que ser más cuidadosa!".

Lucía se enfurecía más y más, sólo tenía que mirar las marcas en el cuerpo de Gabriela para saber cuánto la valoraba ese hombre ¿No era eso lo que los hombres amaban? Una mujer tranquila y racional en el trabajo, pero tímida e inocente en asuntos íntimos.

Lucía tomó una profunda respiración: "Escucha, tengo un amigo que es una gran estrella, muy guapo, puedo arreglar para que sea tu compañero estable, ¿qué te parece? La semana pasada su físico fue tendencia, ahora es el rostro de las joyas de mi familia, tiene una gran cantidad de fans, estar con un hombre así es definitivamente un buen trato. Voy a conseguir su número ahora mismo, podemos encontrarnos con él esta noche".

Para una chica de familia noble como Lucía, las estrellas nunca fueron inalcanzables. Las estrellas eran simplemente un conjunto de datos de internet, los verdaderos nobles solo los utilizan como herramientas.

Aunque Lucía era de mente abierta, nunca jugaba esos juegos con las personas.

Cuando Gabriela vio que realmente iba a hacer la llamada, se apresuró a detenerla: "No, no puedo aguantar más".

Al oír a Gabriela decir "no puedo aguantar más", Lucía frunció el ceño en pensamiento profundo.

Gabriela retiró su mano incómodamente. Luego preguntó: "¿Hay alguna forma de disminuir la energía de un hombre en la cama?".

Lucía la miró durante unos segundos, luego estalló en risas. Gabriela sabía que sus palabras habían sido objeto de burla. Pero realmente no podía soportar a Sebastián, si él continuaba así, definitivamente se agotaría, él tenía un carácter fuerte y persistente.

Lucía se rio hasta que le salieron lágrimas, cogió un pañuelo de la mesa y se secó los ojos. Después de tirar el pañuelo, colocó sus manos en las mejillas sonrojadas de Gabriela: "Gabi, ahora entiendo por qué ese hombre te está presionando tanto, si fuera un hombre, también querría verte exhausta".

Gabriela no apreciaba el lenguaje vulgar, y alejó las manos de Lucía de inmediato.