El Juego de los Exes romance Capítulo 419

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Nerea estaba tan furiosa que casi se vuelve loca, sacó su celular y llamó a Gabriela.

Gabriela aún estaba en la cama, aturdida por el sueño, atendió la llamada y se encontró escuchando a Nerea gritando furiosamente al otro lado del teléfono.

"¡Eres una desvergonzada! ¡Me lo pagarás! ¡Verás!"

¡Qué grosería!

Gabriela colgó directamente y continuó durmiendo.

Nerea gritó en voz alta, las lágrimas y los mocos se mezclaban mientras corrían por su cara.

Luego intentó subir al segundo piso de la villa, pero fue detenida por los guardaespaldas.

"Srta. de La Rosa, el Sr. de La Rosa está descansando."

"¡Papá! ¡Papá! ¡Soy tu única hija! ¿Cómo puedes tratarme así?"

Gritó con voz alta, sus ojos estaban llenos de ira y lucía como una loca.

Pero arriba todo estaba quieto, y nadie le respondió.

Nerea estaba tan furiosa que temblaba, al punto de casi desmayarse.

Siempre había tenido una salud frágil, y había gastado mucha energía, llorando y gritando.

Pero Simón nunca apareció.

Los ojos de Nerea mostraron una mirada de frialdad.

Tomó la tarjeta bancaria de las manos del abogado y se rio fríamente diciendo: "Voy a comprar un boleto de avión ahora mismo para irme de Ciudad San José, ¿cuál es el PIN de esta tarjeta?"

Entonces le mostró al abogado el boleto de avión que ya había comprado desde su móvil. Al mirarlo, el abogado pensó por un momento y recitó una serie de números.

"Srta. de La Rosa, el Sr. de La Rosa tiene el derecho de congelar esta tarjeta bancaria en cualquier momento. Si alguien te ve en Ciudad San José después de esto, tu tarjeta será congelada."

Nerea se rio fríamente, sus uñas se clavaban profundamente en la palma de su mano, y había manchas de sangre en el suelo.

No sería derrotada tan fácilmente, aunque tuviera que gastar todas sus fuerzas, se vengaría de Gabriela.

Sí, todo había sido culpa de la desvergonzada Gabriela.

Gabriela le había robado su lugar como hija de la familia de La Rosa, le había robado su papel como esposa de Sebastián.

Pero ya eso no importaba, lo que planeaba hacer a continuación definitivamente tendría un impacto fatal sobre Gabriela.

Cuando Gabriela llegó a la oficina, vio de nuevo a la mujer de la limpieza en el vestíbulo del primer piso.

La mujer de la limpieza estaba concentrada en fregar el suelo y sostenía un cubo en su mano.

Gabriela se detuvo un momento, sintiendo que esa persona le parecía familiar, pero no pudo recordar dónde la había visto antes.

Entró a su oficina, la cual estaba en el último piso, y comenzó a trabajar en los documentos de la empresa, luego llamó al director de Recursos Humanos.

El director de Recursos Humanos era uno de los pocos que había ascendido a un puesto de liderazgo en etapas posteriores, tenía solo treinta años, pero era muy discreto.