El Juego de los Exes romance Capítulo 428

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Sebastián, quien siempre mantenía su figura, con una fuerza impresionante, la levantó sin esfuerzo y la presionó contra la fría pared.

"Señor Sagel, esta es la cuarta vez."

Bajó las pestañas, pareciendo obediente por un momento.

Sebastián la besó en esa posición, bajo la constante lluvia de agua caliente, su rostro era especialmente atractivo.

Gabriela tenía que admitir, Sebastián era el hombre más guapo que había visto, y también era muy encantador. Sus labios eran delgados, y, cuando estaba emocionado, la forma de sus labios se volvía más evidente, reservado pero contundente.

Ver a un hombre tan noble con tal expresión, de hecho, le daba una sensación de satisfacción en secreto.

Era su instinto humano.

No era de extrañar que Lucía siempre dijera que estar con Sebastián era un trato justo.

Al sentir la sumisión de Gabriela, Sebastián se volvió más agresivo.

El calor llenaba el baño y los sonidos siguieron mucho tiempo.

Cuando Gabriela fue llevada fuera, estaba tan blanda como un fideo.

Cuando la metió en la cama y se dio cuenta de que Sebastián quería seguir, frunció el ceño y se giró diciendo:

"Estoy cansada."

Sebastián no estaba dispuesto a dejarla ir, después de todo, la noche aún era joven.

Pero Gabriela ya se había quedado dormida, como si el atractivo cuerpo masculino frente a ella no tuviera ningún atractivo para ella.

Ella solo estaba completando su tarea por décima vez.

Desde que Sebastián era pequeño, había sido perseguido varias veces, incluso se había cansado de rechazar a las mujeres, pero cuando alguien dejaba de mostrar interés en él, se sentía un poco incómodo.

"¿Penny?"

Llamó, agarrándole la cara.

Gabriela frunció el ceño en su sueño y le quitó la mano.

Sebastián tuvo que acostarse.

Tenía un sentimiento extraño hacia esa mujer, era como una picazón que salía desde sus huesos.

Quería rascarse, pero no podía.

Por eso varias veces se había sentido inquieto, esa picazón afectaba mucho su estado de ánimo.

Durante todos esos años, había podido tomar la decisión correcta en los negocios, haciendo que sus enemigos temieran al escuchar su nombre, pero solo cuando se enfrentaba a ella, parecía perder el control.

Frunció el ceño, no pudo resistirse y llamó a Fabio.