El Juego de los Exes romance Capítulo 440

Durante el tiempo siguiente, Gabriela estuvo parada en silencio, tal como él le había pedido.

Pero esta postura la hacía sentir extremadamente avergonzada, su cuerpo no dejaba de temblar.

No sabía cuánto tiempo había pasado cuando el timbre de la puerta sonó de repente. Era la comida a domicilio que había llegado.

Sebastián sintió cómo su cuerpo se tensaba por un momento y una capa de sudor comenzó a brotar rápidamente, parecía nerviosa.

Su mirada se endureció, y sus acciones se volvieron más rudas.

"¿No se supone que tu marido está de viaje? ¿Qué, tienes miedo de ser descubierta?"

Gabriela no respondió, solo le rogó que se apurara.

Pero ella sabía que una vez que Sebastián comenzara, no se detendría fácilmente.

Entonces, hasta que se quedó dormida, estuvo pensando que probablemente ya no podría comer la comida que había pedido.

Despertó una vez en medio de la noche, sintiéndose verdaderamente febril, pero después de tomar medicamentos, pasó unas cuantas horas más con Sebastián, sudando profusamente, y cuando despertó se sintió mucho mejor.

Eran las once de la noche, solo había dormido una hora, Sebastián la había mantenido ocupada durante más de cuatro horas.

Si no fuera porque seguía quejándose de que le dolían las piernas, él no la habría dejado en paz.

Suspiró y se levantó lentamente, sentía mucha hambre, necesitaba comer algo antes de poder volver a dormir.

Fue a la sala y se encontró con que Sebastián aún estaba allí.

Después de colocarla en la cama, no se acostó con ella ni se fue.

Gabriela supuso que la razón por la que no se había acostado era porque se sentía incómodo durmiendo en una cama que había sido utilizada por otra persona.

Fue a la cocina a buscar un vaso de agua y vio que los zapatos y la ropa que Sebastián llevaba puestos eran nuevos, probablemente Álvaro había estado por allí.

Esta era la quinta vez que estaban juntos de esta manera.

Cuando él recién había llegado al país, ella pensaba que no volverían a cruzarse.

No esperaba que hubiera cinco veces más.

No sabía si era porque había estado sola durante demasiado tiempo, pero a pesar de que en su mente llevaba la cuenta de las veces que habían estado juntos, cada vez, sentía un placer impresionante.

Las palabras de Lucía eran ciertas, Gabriela realmente había estado ignorando su propia felicidad.

Le sirvió un vaso de agua a Sebastián y lo colocó a su lado.

Él la miró.

Gabriela llevaba puesta la ropa que solía usar en casa, su cabello corto no estaba recogido en una coleta baja, sino que caía naturalmente sobre sus hombros.

Sebastián tuvo la impresión de que estaban llevando una vida normal como pareja.

VERIFYCAPTCHA_LABELVerificar