"Sebas, ya he comprado la empresa de la familia de La Rosa."
En ese momento, Sebastián ya estaba sentado en su silla de oficina, al escuchar eso, no hubo ningún cambio en su rostro, solo preguntó con indiferencia.
"¿Tan rápido?"
En los ojos de Selena se veía claramente su satisfacción.
"Sí, tampoco esperaba que fuera tan rápido, principalmente porque la gente de la familia de La Rosa realmente no podía resistir. Ni me imaginaba que esa Gabriela simplemente dejaría de ir a la oficina, supongo que está desahogándose en casa."
La boca de Sebastián se apretó fríamente, mientras tecleaba despreocupadamente en la pantalla.
"Selena."
De repente la llamó.
Selena pensó que él la iba a elogiar, pero en cambio escuchó: "Creo que ya no deberíamos estar juntos."
La satisfacción en el rostro de Selena desapareció de repente, pensó que había escuchado mal.
"¿Estás bromeando, Sebas?"
Sebastián la miró directamente, sus ojos todavía estaban tranquilos.
Lo que Selena más detestaba eran esos ojos, nunca había hecho un gesto cariñoso por su propia voluntad. Lo más atrevido que había hecho era tomarlo del brazo.
Incluso el hecho de abrazarlo fuertemente solo había sucedido un par de veces.
Las lágrimas de Selena comenzaron a caer.
"Pero, Zack dijo que te ocuparías de mí."
Al mencionar a Zack Sagel, los dedos de Sebastián se tensaron instantáneamente.
"Lo siento, solo no quiero retrasarte, antes sí pensé en casarme contigo, pero ahora he cambiado de opinión, por eso quiero decírtelo cuanto antes."
Selena tenía un sabor amargo en la boca, sus dedos se aferraban a sus pantalones.
"¿Entonces con quién quieres casarte ahora?"
Parecía que solo con mencionar el nombre, ella iría a ajustar cuentas con esa persona.
Pero Sebastián respondió rápidamente.
"No quiero casarme con nadie."
Selena suspiró aliviada, pero sus ojos todavía estaban llenos de lágrimas, se veía muy triste.
"Sebas, si no quieres casarte con nadie, ¿por qué no puedo estar a tu lado? Te dije que te perseguiría... ¿Vas a quitarme ese derecho?"

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