La cara de ella estaba volteada hacia un lado, los dedos sin pintar apretaban con fuerza el sofá debajo de ella.
La falda tiene un dobladillo grueso que solo llega por encima del tobillo cuando está de pie, pero al sentarse, el dobladillo se arrastraba por el suelo.
Sebastián estaba a punto de quitarle la tela de encima cuando la puerta fue empujada por alguien.
Gabriela se asustó y se levantó del sofá, empujó a Sebastián y lo cubrió todo con su vestido.
Todo sucedió en cuestión de segundos antes de que Sebastián pudiera reaccionar.
Entraron dos estrellas femeninas muy conocidas. Estaban charlando y riendo mientras discutían sobre esas malas segundas generaciones ricas esta noche.
Al ver que había alguien en el interior, no se sorprendieron, simplemente asintieron como si hubieran saludado.
La espalda de Gabriela estaba cubierta de sudor, observándolos caminar hacia el largo tocador.
Siguen charlando de chismes.
"Entonces, esa Selena de la que hablan, se la pasa fingiendo."
"Mi amiga dijo que Sr. Sagel negó en el lugar cualquier relación con ella, se llevó a su diseñador sin decir a dónde iba."
"Ese Sr. Sagel, ¿está casado?"
"Claro, matrimonio arreglado por la familia."
Las dos seguían maquillándose y charlando.
Sin saber que el Sr. Sagel del que hablaban estaba siendo presionado por Gabriela a través de su falda, sin dejar que se levantara.
El dobladillo de la falda era tan grande que apenas lo cubría, solo si mirabas de cerca podías notar algo extraño.
Pero era imposible que las dos personas en la habitación no miraran con atención.
La palma de Gabriela estaba sudando, en poco tiempo, sintió el beso de Sebastián debajo de su vestido.
El cuerpo de Gabriela se paralizo, su mente estaba en caos y no pudo evitar querer gritar.
Las dos actrices estaban ahí, y ella estaba a menos de diez metros de ellas.
Frunció la frente con fuerza, pero no se atrevió a decir nada, solo apretó más fuerte el sofá.
Estos siete minutos fueron los siete minutos más largos que había experimentado en toda su vida.

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