El Juego de los Exes romance Capítulo 628

Sebastián se levantó de inmediato, listo para irse. Sin embargo, su visión se volvió borrosa, sus ojos se posaron pesadamente en la comida en la mesa. Esta era una comida de cumpleaños preparada por su madre Chus y su abuela Ruth, pero habían puesto algo en ella con malas intenciones.

El corazón de Sebastián sintió un dolor agudo. Se llevó la mano a la frente e intentó masajearla.

"No amo a Selena, no quiero casarme con ella. Zack podría estar vivo, así que..."

Antes de que Sebastián pudiera terminar su frase, Ruth le interrumpió.

"¡Ya no me engañes más! Juanjo Sagel ya me lo dijo, Zack no puede estar vivo. Aunque me gustaría que vuelva, Sebas, si te sientes mal ahora, deja que Selena te ayude."

Sebastián sintió mareos y vio borrosamente a Selena acercándose.

"¡Lárgate!"

Agarró su muñeca y la empujó con fuerza.

Selena se cayó al suelo, con tanto dolor que casi rompió a llorar.

Ruth estaba furiosa y agarró la camisa de Sebastián.

"¿Qué te pasa? ¿Estás insatisfecho con lo que he organizado? ¿Aún me consideras familia?"

Sebastián, con lo poco de razón que le quedaba, no la apartó, dado que Ruth ya era mayor y no podía aguantar.

"Te considero familia, ¿pero qué hay de mí? ¿Me consideran solo un sustituto de Zack? ¡Soy un ser humano con emociones! ¿Creen que no tengo sentimientos?" Después de decir esto, Sebastián se detuvo y ya no quiso hablar más. Su aura se volvió cada vez más fría.

"No volveré nunca más".

Salió sin dudarlo.

Pero en el siguiente segundo, Ruth cogió una silla y la lanzó directamente a la cabeza de Sebastián.

Chus vio lo que ocurría y gritó de miedo.

Sebastián no estaba preparado para esto. Ruth, siendo de avanzada edad, tenía tal fuerza y ni siquiera se le pasó por la cabeza que ella primero le habría dado un medicamento y luego lo golpearía con una silla.

Su cabeza estaba dando vueltas y fue sorprendido por el golpe; la silla le golpeó duramente en la cabeza.

Ruth, en un impulso, se arrepintió un poco después de lanzar la silla.

Pero ya era demasiado tarde. Sebastián se derrumbó después de que la silla le golpeó en la cabeza, y la sangre comenzó a fluir de su nuca.

Ruth estaba asustada por sus propias acciones y Chus apenas podía hablar.

Cuando Chus reaccionó, empujó a Ruth lejos.

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