El Juego de los Exes romance Capítulo 80

Olivia frunció el ceño, pero no le quedó otra opción.

Hernán, que conducía adelante, no pudo contenerse y dijo.

"Sr. Orozco, sus piernas no están bien, desde aquí hasta allá tomaría más de dos horas caminar. El amigo de Oli tiene una motocicleta, Oli puede ir en ella".

Apenas terminó de hablar, Olivia lo refutó.

"El sol es demasiado fuerte, mi piel no puede soportarlo, no quiero ir en moto, a mis amigos no les gusta estar apretados con viejos, así que les dije que se fueran primero. Mi papá siempre ha estado sano, caminar un poco le hará bien, tú solo maneja, Hernán."

Hernán estaba furioso, pero ya que Manuel ya se había bajado del auto, no podía decir mucho más.

Manuel salió del auto, el sol era tan fuerte que le daba vértigo, se sintió mal llamando a alguien para que lo recogiera, así que decidió caminar.

Regresaron al patio, Gabriela bajó del auto, esperó un poco, y el otro auto llegó.

Unos cuantos líderes y Hernán bajaron del auto, y la última en bajar fue Olivia.

Olivia vio a Sebastián parado frente al auto negro, se quedó petrificada, su cara se puso roja.

Este hombre es definitivamente el más guapo que ha visto en su vida, tiene un gusto impecable, su traje le da un aire de dignidad y calma. ¡Haría cualquier cosa para estar con él!

Olivia sintió que su corazón latía rápido y se acercó rápidamente a Sebastián.

"Sr. Sagel, hola, gracias por venir a visitar Ciudad Santa Cruz. En realidad, Ciudad Santa Cruz tiene algunos lugares muy hermosos, si no te importa, puedo llevarte a verlos por la tarde. También puedo invitarte a comer".

Los ojos de Olivia estaban fijos en Sebastián, sin ocultar sus intenciones.

La cara de Sebastián se volvió fría, algunos líderes se apresuraron a alejar a Olivia.

Olivia se liberó de ellos, "¿hay algún problema si hablo con el Sr. Sagel? ¿No dijeron en el auto que el Sr. Sagel iba a quedarse aquí por un día? Solo quiero mostrarle la hospitalidad de la gente local e invitarlo a comer, es lo mínimo".

Los ojos de Olivia eran codiciosos, un momento miraba el auto de lujo, al siguiente miraba la cara de Sebastián.

Si pudiera relacionarse con él, tendría seguridad para toda su vida, no necesitaría quedarse en este lugar pobre de Ciudad Santa Cruz.

Sebastián no tenía por qué discutir con ella, se dio la vuelta y se dirigió hacia el patio.

Olivia no podía soportarlo, iba a agarrar su manga, pero Gabriela se interpuso.

Gabriela frunció el ceño, "¿Dónde está Manuel?"

¿No debería estar en este auto?

Olivia hizo una mueca de desprecio, "Se fue a pie."

"¿¡Quién eres tú, qué te importa si le doy una lección a esta chica!?"

Gabriela siguió la mano bonita y se dio cuenta de que era Sebastián.

Sebastián solo le echó un vistazo al hombre, sin expresión en su rostro, torció su muñeca y lo apartó.

Algunos líderes que estaban cerca, al ver la situación, llamaron a los guardias de seguridad, quienes se llevaron al hombre.

Gabriela soltó a Olivia, Olivia estaba a punto de soltar improperios, pero al ver que los guardias se acercaban, apretó los dientes con furia, "¡Espérate, volveré a buscarte!"

Gabriela no tenía ganas de prestarle atención, se volvió hacia Sebastián y dijo: "Sr. Sagel, gracias."

Sebastián bajó la vista hacia ella, tomó la toallita desinfectante que le ofrecía Álvaro, se limpió las manos y se marchó.

Gabriela estaba a punto de buscar a Manuel, pero esta vez Olivia la detuvo.

"No te creas tan importante solo porque has leído unos cuantos libros. Mi padre me dijo que te casaste y que tu marido no te quiere. De verdad que das pena, entraste a la universidad y al final estás en casa como yo. ¿Qué tienes para presumir? Tu padre tiene esposa e hija, tampoco te quiere, de lo contrario, ¿por qué te mandaría a la escuela internado en Ciudad Santa Cruz...?"

Gabriela la interrumpió fríamente: "¿Ya terminaste?"

Cuando Gabriela se sintió incómoda, Olivia se sintió aún más satisfecha, "¿Qué pasa, te molesta lo que dije? Mi marido se fue, pero el tuyo, ¿no es un hombre que solo sabe ser infiel?"