Al mismo tiempo, Shen Beiyi saltó y lo saludó con muchísimo respeto.
—¡Jo…joven amo Ning!
Ning Shaochen miró a la mujer que parecía inquieta.
—Venga conmigo.
Después, no olvidó recordarle a Ning Xiaoxi lo siguiente:
—Duérmete temprano. Si no te levantas mañana, no iremos a ningún lado.
—Ok, ya entendí, papá —respondió Ning Xiaoxi, sin olvidarse de regalarle una amplia sonrisa a Shen Beiyi, quien claramente se alegraba de su infortunio.
Shen Beiyi arrugó la nariz al voltear a verlo y le dijo:
—¡Malcriado!
Ning Xiaoxi le levantó una ceja antes de acostarse en la cama y cerrar los ojos.
Mientras creían que interactuaban sin que nadie los viera, Ning Shaochen observaba todo.
Cuando salieron del cuarto, escudriñó a Shen Beiyi, quien bajó la mirada. La vitalidad que había demostrado al interactuar con Xiaoxi cuando estaba sola se había ido por completo, se veía anciana y decrépita por fuera otra vez.
—¿Siempre interactúas así con Xiaoxi?
Con miedo de que ese hombre la despidiera, Shen Beiyi de inmediato explicó desesperada.
—Joven amo Ning, mi intención no es molestar al pequeño amo, en absoluto. Solo estoy jugando con él. Un niño de su edad debería disfrutar y divertirse, pero es mucho más inteligente y maduro que otros niños de su edad. Varias veces lo he visto leyendo libros técnicos y también he notado que no interactúa con los de su edad. Solo trato de que se divierta más en la vida usando mis propios métodos. No tengo ninguna intención de cruzar los límites ¡Por favor, no me despida!
Ning Shaochen frunció el ceño.
—¿En qué momento dije que te iba a despedir?
Shen Beiyi levantó la cabeza de golpe, sorprendida. Miró fijamente su ceja levantada con extrañeza y preguntó:
—¿No me está regañando, joven amo Ning?
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El pasado oculto de una joven madre