Valentina dio un paso hacia adelante.
Pero en ese momento sonó su teléfono. Era el abogado.
—Señorita Méndez, hay un problema en la comisaría. ¡Venga inmediatamente!
El corazón de Valentina dio un vuelco. ¿Qué había ocurrido con Camila?
Se dio la vuelta y salió corriendo.
...
Llegó a la comisaría donde el abogado la recibió apresuradamente.
—Señorita Méndez.
—¿Qué le ha pasado a Camila?
Su voz se cortó al ver una figura familiar. Aitana también estaba en la comisaría.
Aitana vestía marcas de lujo, como correspondía a una estrella, y venía con todo un séquito. Además, la acompañaban dos abogados.
Ella se acercó a Valentina y sonrió con malicia.
—Me enteré de que viniste a sacar a Camila bajo fianza. Olvídate de eso. Tu querida amiga pasará el resto de su vida aquí dentro. Nunca saldrá.
El abogado le susurró a Valentina:
—Señorita Méndez, Aitana ha traído dos abogados del grupo Figueroa. Son los mejores del país, nunca han perdido un caso. Han rechazado nuestra solicitud de fianza. Con la intervención del grupo Figueroa, la situación de la señorita Jiménez es muy grave.
Valentina la miró con frialdad. No imaginaba que Mateo respaldara a Aitana hasta este punto.
Aitana observó a Valentina:
—Ya sabes sobre mi relación con el señor Figueroa, ¿verdad? Lo siento mucho. Sé que es tu esposo, pero él no te quiere. Lo que pasó entre nosotros fue... Inevitable.
Ella la miró sin responder.
Aitana bajó la voz y añadió con una sonrisa:
—También sé qué hace poco consumaste tu matrimonio con el señor Figueroa.
Las manos de Valentina temblaron.

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