El romance del dulce remolino: Señor, ¿le gustaría ser mi pareja en el matrimonio? romance Capítulo 109

Lu Shijin dijo con una voz ronca: "Sabes, te he estado esperando todo este tiempo. Antes de esto, no quería tocarte porque no solo quiero tu cuerpo, también quiero esto..."

Él señaló su corazón y añadió: "... Quiero que estés dispuesta a entregarte a mí con todo tu corazón sin ninguna duda".

Había un toque de seriedad en la expresión del hombre que nunca antes había visto. Sus ojos eran como el jade negro que tenía un profundo e inexplicable significado.

Tang Ruochu se quedó casi sin palabras.

Cuando se casó con Lu Shijin, ella solo pensó que se casaron por el bien de hacerlo. Sin embargo, ella poco a poco comenzó a darse cuenta de que parecía disfrutar de la forma en que interactuaban como marido y mujer.

Ahora cuando cerraba los ojos, ella ya no pensaba en cómo llegar al lado bueno de Ji Yinfeng. En cambio, ella pensaba en cómo debería cumplir con sus deberes como esposa y cómo debería cuidar de Lu Shijin y disfrutar de su respeto, confianza y amor.

Tang Ruochu no sabía si esto contaba como abrirse completamente a él, pero sabía que ese día se estaba acercando.

"Creo que no te haré esperar demasiado esta vez".

Tang Ruochu le dio una sonrisa. Esa sonrisa era como un centenar de flores floreciendo, tan encantadora y seductora.

"Está bien. Esperaré tus buenas noticias".

Los labios de Lu Shijin se curvaron y había una dulzura en sus ojos.

En ese momento, ambos recuperaron el aliento. Tang Ruochu una vez más se acostó y apoyó la cabeza en su muslo. Ella extendió una mano alrededor de su cintura y dijo con voz apagada: "La grabación de Gu Ruoruo no salió bien hoy. Todavía tengo que ver su cara en los próximos días. Esto es muy irritante".

Al escuchar sus divagaciones desagradables, Lu Shijin se rió entre dientes. "Encuentra un momento para escaparte mañana, y te llevaré a otro lugar".

"¿Oh?"

Cuando escuchó esto, los ojos de Tang Ruochu se iluminaron instantáneamente. "¿De verdad?".

Lu Shijin frunció los labios. "¿Cuándo te he mentido?".

"¡Ja! ¡Es una promesa! Definitivamente encontraré una oportunidad para salir mañana".

Su pequeño rostro, que antes seguía siendo gruñón, ahora estaba sonriendo nuevamente. Sin embargo, la felicidad de Tang Ruochu duró menos de dos segundos antes de que sonara el timbre.

Se miraron a los ojos mutuamente. Tang Ruochu frunció los labios y se levantó de su pierna. " Iré a abrir".

Ella caminó lentamente hacia la puerta, y al abrirla, vio a Gu Ruoruo y a sus dos asistentes.

Tang Ruochu no pudo evitar fruncir el ceño mientras las miraba. Preguntó con indiferencia: "Ya es muy tarde. ¿Qué es lo que quieres?"

Gu Ruoruo ordenó con arrogancia. "Hazte a un lado, déjanos entrar. Tengo algo que decirte".