Amaia Domínguez García
León, Guanajuato, México
Axel, me despertaba a besos por la mañana siempre que me tocaba la alegría de despertar con él, a veces llegué a pensar que estaba soñando, pero no era un sueño era la realidad más hermosa de mi vida, que mi guapísimo abogado me despertaba.
–Amaia cariño, ya es un poco tarde preciosa. No deben de tardar en llegar los del laboratorio que vendrán a tomar la muestra de sangre.
Era demasiado temprano para mí, tenía demasiado sueño y no me quería levantar. Me sentía cómo si no hubiera dormido nada.
–Axel, mi amor ¿Qué hora es? – No podía abrir los ojos – Tengo mucho sueño, todavía.
–Son las 7.30 de la mañana mi amor. Por favor, te pido que despiertes preciosa, te tienen que tomar la muestra y apenas te da tiempo de alistarte.
– ¿A qué hora vendrán, mi amor?
–A las 8.30 les he pedido que vengan. Para que no fuera demasiado temprano para ti.
–Gracias mi amor, entonces me voy a meter a bañar.
–Si preciosa, pero antes dame un beso.
Axel era tan lindo, que hasta a esas tempranas horas de la mañana se veía muy guapo y olía delicioso, que si por mi fuera, que no vinieran los del laboratorio y nos perdíamos en las sábanas de nuevo, cómo ayer que estrenamos el departamento. Lo recuerdo y me dan ganas de repetir la hazaña.
Pero no quería contradecirlo en nada y de todos modos, me tenía que hacer esos análisis así que me metí a bañar, al salir me cambié y me arreglé y salí a esperar con mi guapísimo Axel, que llegaran los del laboratorio, esperaba que no se demoraran y que la toma de la muestra fuera rápido.
–Amaia, tienes el cabello muy mojado, preciosa. Te hará daño ¿Me permites que te lo seque bien, yo?
Me encantaba lo cuidadoso que era conmigo, pues muchas veces el haberme dejado el cabello mojado, me causaba dolor de cabeza, pero no me gustaba secarlo, porque me demoraba demasiado y además sentía que se me enredaba cuando empezaba a secarlo.
–Sí amor, claro que sí, aunque siempre me lo dejo así. No tengo paciencia para secármelo, soy un desastre.
–Cuando estés conmigo, yo me encargaré de secártelo bien. Quiero cuidarte en todo lo que me sea posible – Axel suspiraba – Eres lo más especial, de mi vida.
Cómo no iba a estar enamorada de este hombre, siempre estaba velando por mi bienestar, me gustaba que fuera así de cuidadoso y yo me dejaba cuidar y querer por él.
–Tú, eres lo más dulce de mi vida y por eso te amo. Te amo cómo no debería, pero así lo hago, aunque no seas mío – Me invadió un poco la tristeza – Aunque, no pueda decirle a todo el mundo, que te amo.
Esa era la limitante que tanto me dolía, pero no podía hacer nada para remediarlo, tampoco le iba a reclamar el que no estuviéramos todos los días juntos.
–Amaia, no te sientas mal preciosa. Yo siento lo mismo y te prometo que si tanto te hace daño esta situación, yo pronto le pondré una solución.
Estaba por preguntarle a Axel, por lo que recién acababa de decir, porque era muy importante para mí, cuando llegaron los del laboratorio y al verlos, no pude evitar que me invadiera un poco el pánico, no me gustaban las agujas, por eso evitaba a toda costa ir al médico.
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