El Socio de mi padre romance Capítulo 65

Axel Vega Lazcano

Puerto Vallarta, Jalisco, México

Amaia y yo, tuvimos una entrega demasiado intensa esa noche, era cómo si nos hubiéramos dejado de ver por mucho tiempo. Estar con ella siempre es, perder noción del tiempo y del espacio cuando estamos juntos y solo existimos ella y yo por siempre. Solo nosotros dos, para amarnos, para adorarnos, para entregarnos y demostrarnos de una y mil maneras el amor; nuestro amor.

La contemplaba dormir, acariciando su cabello, justo después de haberla llevado al cielo en ese hermoso lugar, escuchando de fondo las olas del mar y teniendo como techo, las estrellas del cielo. Con la calma que ella me daba, me quedé plenamente dormido, hasta que, al día siguiente, el sol nos alumbró y desperté sobresaltado.

–Amaia, mi amor, despierta cariño – La moví lentamente – Por favor, preciosa. Ya ha amanecido.

Me había dejado llevar por el arrullo de las olas del mar, solo recuerdo que había cerrado los ojos para descansar un poco, antes de que nos regresáramos al hotel, pero me quedé dormido y ahora se me había hecho tarde.

–Axel, mi cielo, que pasa – Respondió ella muy adormilada todavía, con los ojos cerrados – Pero sí es de noche.

–No preciosa, no cariño, ya es de día. Me ha despertado la luz del sol, ya es tarde. Tengo que ir a bañarme, tengo que volver al curso.

Ella poco a poco abrió sus hermosos ojos, estaba muy cansada todavía y la verdad era que no podía culparla porque la noche había sido demasiado intensa. Odiaba tener que separarme de ella cuando nos habíamos entregado al amor de una hermosa manera, pero era lo que teníamos que hacer.

Empecé a vestirla como pude, pues ella no era capaz de mantenerse ni siquiera en pie, así que al terminar de vestirla tomé la decisión de llevarla al hotel, por lo menos no había mucha gente despierta aun.

Al ver que ella, no se podía despertar del todo, me arriesgué y la tomé en mis brazos para llevarla a la suite con la güera. Me subí en el ascensor con ella y la iba besando al sentirla tan cerca, no quería soltarla, no quería apartarme de ella, de ninguna manera. Estaba tan enamorado que, si Cecilia nos hubiera visto así, no me hubiera importado.

–Axel, te amo – Me decía más dormida que despierta – Tengo sueñito.

Ella ya no podía mantener los ojos abiertos, entonces ya no le insistí, mejor sería llevarla directo a que siguiera durmiendo.

–Tranquila amor, tranquila cariño. No te preocupes, te amo Amaia.

La llevé directamente a la suite con la güera, quién me abrió toda despeinada y me supuse que había tenido una noche tan activa como la de Amaia y la mía, pero con el amigo de Amaia, con Luis Miguel. Ya me imaginaba lo que había pasado con esos dos.

–Hola güera, vengo a traer a Amaia ¿Me dejas pasar para acostarla en su cama?

Capítulo 65.- 1

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