Entrar Via

Ella es mi medicina romance Capítulo 2

Narrada Charles

El frío invade mi cuerpo y me hace temblar. Nunca antes había creído que estaría así. Hamas pensé que mi propia familia pasara por tanto dolor. Pero aquí estábamos, huyendo del dolor mientras buscamos sobrevivir un día a la vez.

Llevar comida a casa es complicado y sé que, aunque mi situación es difícil, no debo darme por vencido por mis padres y mi pequeña hermana. Ella aún es muy pequeña y debo además de ayudar con la comida, no permitir que resulte herida. Así qué, debo avanzar.

No importa si deba robar. Necesito que nuestras vidas sean mejores. Para mí ya no hay esperanzas, pero mi hermana aún sueña en ir a una gran universidad y ser una doctora que nos dará una casa. Yo debo esforzarme en que ella cumpla su sueño y por eso, debo esforzarme.

— ¿No te han dicho que robar es malo? — pregunta un hombre tras de mí y yo dejo caer el bolso que recién había robado.

— Yo…

— Eres muy joven para hacer estas cosas, muchacho — dice el hombre con varios detras de él

— Señor, yo…

— Has tomado algo demasiado valioso para mí — dice el hombre y de inmediato me arrodillo.

— Señor, lo siento mucho. Yo no quise robar. Son las circunstancias que me han llevado a esto.

— ¿Cuáles circunstancias?

— Mi familia esta indocumentada aquí. Perdieron todo en México y mis tíos que prometieron ayudarnos, nos explotaron hasta que no soportamos más. Incluso intentaron abusar de mi pequeña hermana y por ello, nos tocó irnos y vivir en las calles.

— Pudiste conseguir trabajo. — me recuerda.

— Nadie quiere contratar a indocumentados y los pocos que lo permiten, nos dan menos de dos dólares por hacer trabajos pesados. Eso no nos alcanza. Por eso, robo.

— Entonces, dices que si tuvieras una mejor oportunidad de vida, no hicieras esto — murmura y yo niego.

— Mi vida no importa. Ya he caído en las drogas y el robo. Pero si la vida de mi familia mejora, haría cualquier cosa.

— ¿A qué te refieres?

— Un bien empleo para mis padres y que mi hermana pueda ir a una buena universidad. Ella quiere ser doctora y con nuestros ingresos, sería imposible. Así que…

— ¿Qué tanto estas dispuesto a sacrificar por tu familia?

— Mi vida completa. La policía ya me busca y la droga se ha vuelto mi ruta de escape. He caído demasiado bajo, así que, cualquier cosa para mí está bien, si mi familia es salvada. — confieso.

— Busca en el bolso si todo está allí— ordena el hombre y para mí sorpresa, no busca en el bolso que recién robé, sino en otro que había tomado anteriormente.

— Está todo — murmura y ello me confunde al recordar que tomé dinero del maletín

— Esta bien. Como lo has cuidado por mí, te daré una oportunidad. Ayudar en todo lo que pueda tu familia siempre y cuando tú me seas fiel.

— Haré lo que me pida.

— Pero primero, necesito que te prepares para la guerra en la que estoy envuelto y me ayudes a buscar un tesoro importante que necesito que cuides. Como la orden que te voy a dar es demasiado importante para mí tendrás que ser capaz de protegerla, Incluso si llego a morir. — explica el hombre.

— Lo entiendo.

— Levántate. Mi gente se encargará de limpiarte y tendrás que ir a varias academias para prepararte en todo lo que necesito de ti. Cuando estés listo, me ayudaras a buscarla y serás su protección. No puedes permitir que la dañen o tendrás que asumir las consecuencias de ello, ¿lo entiendes?

— Lo entiendo.

— Vamos a casa — ordena y yo me levanto.

Me marcho sintiéndome mal por abandonar a mi familia sin despedirme. Pero al ver que esta es una buena oportunidad para todos, avanzó sin mirar atrás. Quizás ahora parezca egoísta, pero en un futuro, cuando pueda buscarlos, lo entenderán.

(…)

Los años han pasado y ya estoy más que listo en todo lo que mi jefe necesitaba. La guerra que había mencionado era más compleja de lo que creí y la búsqueda había sido tan exhaustiva que eso es lo pude reírme al ver el resultado.

El tesoro que había dicho a mí jefe que debía cuidar, resultó ser mi hermana, la pequeña que quería ser doctora y grande lo había logrado. Realmente no tenía conocimiento de que fuera adoptada y por ello, cuando mi gente, me mostró los resultados de la investigación, no pude créelo.

Habíamos luchado tanto por el poder y por encontrarla, qué me resultaba demasiado ilógico descubrir que mi hermana por la que me había sacrificado y era mi motivación de seguir adelante, no era mi hermana realmente.

— Es ella. — murmura mi jefe.

— ¿Estás seguro? — pregunto incrédulo.

— Mi ex esposa fue muy precavida. Sabía que irían tras ella y que estar viva mi hija amenazaba la reputación de la corona. Así que, tuvo que haber intercambiado a la bebé. Solo eso lo explicaría. — murmura mi jefe.

— No, quizás no sea así.

— Pero hay otra cosa. Alguien ha estado investigándola. Descubrieron lo de su perla dejada cerca de ella cuando la cambió y ello podría causar que descubran las demás que envió a sus padres.

— Entonces recupera las joyas. Nadie puede encontrar un rastro de ellas y el que sus padres adoptivos, no las hayan vendido, nos ayuda mucho. — comenta y el hombre asiente.

Con mucha cautela, toma las joyas que los padres de Paulina atesoraban y con ello, borra todo rastro que puedan tener de su parentesco con la princesa. Sin embargo, ese movimiento confirmó las sospechas de Charles y con una prueba de ADN, confirmó lo que ya habían sospechado; Paulina era la hija de su jefe y no su hermana.

Charles regresa a la mansión de su jefe e informa el movimiento de las joyas. Lo cual, causa un leve sonrisa en su jefe.

— Estaba ayudando a mi propia hija. Vaya que el destino actúa de formas misteriosas. — murmura

— ¿Qué debo hacer ahora?

— Le diré a uno de los chicos que coloquen joyas similares en el lugar donde la princesa tomó sus joyas entregadas. Así, tus padres no notarán ello. — comenta

— Lo entiendo.

— Ahora, con todo lo que sabes, quiero saber si podrás protegerla. Ya no es tu hermana, pero si es el tesoro que he buscado todos estos años.

Charles dudo. Se sentía herido porque su hermana no lo fuera. Pero sabía que seguiría cuidando de ella. Seguramente su hermana real había sido asesinada por la realeza y para sus padres, Paulina era su hija. Así que, debía guardar el secreto y proteger a su hermana, aunque ella no lo fuera sanguíneamente.

— La voy a proteger. — confirma seguro.

— Me alegra que hayas decidido eso. Ahora, enriende el lenguaje de las joyas. No podremos protegerla del peligro, porque aún estoy en guerra y traerla a mí la pondría en más peligro.

Pero podrías avisar a tus padres de ello. Coloca una perla dependiendo del mensaje que quieras dar. Para que ellos estén pendientes de la protección de Paulina y que sepan que esta siendo vigilada. Seguramente, su madre no lo hará más y por eso, debemos protegerla con cuidado. Porque si mi enemigo descubre su paradero, se vengará matándola.

— Entiendo.

— Ahora debemos prepararnos para darle fin a esta guerra. Sólo así, podré tener a mi hija conmigo. — comenta su jefe y Charles asiente.

— Trabajaré duro para que pronto puedan reunirse, señor.

— Espero que, aunque muera, cumplas tu promesa de protegerla y darle su lugar. Quizás, no sea una princesa aunque su madre lo sea. Pero para eso tendrá mi fortuna. Podrá ser reina y todo lo que desee. Y con eso bastará. Todo dolor que experimentaron, quedará en el olvido pata ambos, Charles.

— Sí, señor.

— Gracias, Charles. Por protegerla como hermano y ahora como mi hijo adoptivo y su mano derecha. Porque eso eres, Charles. — dice sonriente.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ella es mi medicina