Benja
¡Todo está listo!
Daniel recibió un mensaje de su amigo, el día de hoy era un día muy importante, puesto que después de un siglo ninguna mujer de su manada había logrado darle el hijo que él necesitaba.
La reserva de esperma que su amigo tenía almacenada era su última esperanza.
Por décadas esperó este momento, procuró escoger a una de las mejores mujeres de la manada, fuerte, tenaz, con carácter la esposa ideal para el alfa de la manada y sobre todo la luna que los hombres lobo esperaban.
Daniel
¿Aghata, ya se encuentra en el hospital?
Envió un mensaje de texto a su amigo.
Benja
Llegará en media hora.
Aghata era la mujer elegida para llevar en su vientre al heredero de Daniel, un Storm y además se convertiría en la próxima luna.
Esta ocasión Daniel tenía el presentimiento de que su primogénito iba a desarrollarse en el vientre de una mujer loba.
Esperó media hora, tomó las llaves de su auto y salió de la oficina. Caminó deprisa por el largo pasillo en donde las secretarias de la oficina lo admiraban.
Bajo hasta el sótano y tomó su auto para ir directo al hospital en donde su amigo trabajaba.
Él era el mejor de los médicos de la manada y su mejor amigo. Su mano derecha, la única persona en quien confiaba plenamente.
Llegó al hospital y fue directo al consultorio de su amigo. Agatha ya se encontraba en el lugar.
—¿Tienes todo listo? —preguntó Daniel.
—Sí amigo.
—Hola Daniel. —saludó Ágatha
—Hola —respondió Daniel con voz cortante. Ella se acercó y lo abrazó, así que él respondió de la misma manera.
—Ágatha ve a la habitación quinientos dos de maternidad, la doctora llegará en cuento el paquete esté preparado.
—Claro, voy enseguida.
La mujer loba salió del consultorio dejando a solas a Daniel con su amigo.
—Deberías ser más cariñoso con ella. Es nuestra futura luna.
—Estoy agotado Benja. Este es el doceavo intento, y la última oportunidad para tener un heredero, la escogí no porque esté interesado en ella, sino en su vientre que llevará a mi hijo. Si resulta embarazada créeme que voy a amarla.
Antes de que su amigo pudiera responder fueron interrumpidos por toques en la puerta.
—¡Pase! —indicó Benjamín.
Una mensajera ingresó al consultorio, traía una gran mochila en su espalda, llevaba unos short, camiseta y equipo de protección. Esto último puesto que era una mensajera que andaba en bicicleta.
—Doctor buenos días, acá están sus paquetes. —habló la chica.
Daniel la observó con curiosidad, puesto que su fragancia era muy parecida a la de su secretaria.
<<¿Acaso todas las humanas utilizan la misma fragancia de loción?> Se preguntó así mismo Daniel.
—Complementos vitamínicos y…—la chica se quedó en silencio —¿el cachorro?
—Sí, sí, señorita todo está bien gracias, puede retirarse.
—¿Pediste mi esperma por mensajería exprés?
—Era para no llamar la atención. Pero todo está bien. Es momento de ponerlo en el vientre de tu amada.
Daniel entornó los ojos. Era su última oportunidad, durante un siglo ninguna mujer pudo quedar embarazada.
En las primeras décadas, intentó hacerlo de manera natural, pero cuando el avance de la ciencia se hizo presente, optó por la inseminación artificial, odiaba tener que acostarse con una mujer sin siquiera tener sentimientos hacia ella.
Benjamín y Daniel salieron del consultorio y se encaminaron hacia la habitación en donde se encontraba Agatha.
Por segunda ocasión Daniel olfateó ese olor a cereza que le era familiar. Le recordaba a su secretaria.
Sacudió su cabeza pensando en que todas las humanas usaban la misma loción.
—¿Tú vas a hacer el procedimiento? —preguntó Daniel.
—No, lo hará una de mis compañeras.
—¿Es buena?
—Una de las mejores ginecólogas. Tranquilo amigo, todo estará bien.
—No me pidas que me tranquilice, conoces la importancia que tiene este proceso.
—Quédate en estas sillas y regresaré cuando ya todo haya finalizado.
Daniel se quedó en uno de los pasillos, en espera de buenas noticias por parte de su amigo. Esta era su última oportunidad.
Un siglo buscando a la mujer que se convertiría en la nueva luna y la madre de su primogénito.
Mientras Daniel esperaba, su amigo entregó a la ginecóloga el esperma que sería injertado en el vientre de Agatha.
—Hola, doctor. —Una enfermera con voz sensual se acercó a Benjamin.
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