Estoy en la mesa con Paloma, Nicolás y otros amigos disfrutando de la música y tomando unos shots.
—Hernosa—Nico me sujeta por la cintura —. ¿Vamos a bailar?
—Claro, está música me encanta.
Nos levantamos de la mesa y nos vamos directo a la pista. Empiezo a bailar pegado a su cuerpo.
Nos movemos al ritmo de la música, entre risas y complicidad. Cuando pega su boca a mi cuello, escucho una voz detrás de nosotros que me deja fría.
—¿Interrumpo?
¿Cómo diablos me encontró?
Me separó rápidamente de Nico y me giro para enfrentarlo.
—¿Qué haces aquí Alex?
—Vine por ti, tenemos que hablar, nos vamos en este momento.
Trata de sujetar la mano y retrocedo.
—Yo no me voy a ningún lado, vine a divertirme y lo voy a seguir haciendo.
Espetó desafiante y veo como su semblante rápidamente se endurece.
—Deja de ser inmadura, tenemos que hablar y resolver este mal entendido.
Sujeta mi mano y trata de llevarme con él.
—Amigo, no pienso dejar que te la lleves de esa forma —Nico interviene —. ¿Con qué derecho vienes, le hablas de esa manera y pretendes llevártela?
—Con él derecho que tengo como su novio y su prometido, así que te pido no interfieras más o tú y yo tendremos un problema.
Nico me mira sin entender sus palabras y es cuando recuerdo que no le he mencionado nada al respecto a la boda.
—¿Te vas a casar? —Me recrimina rápidamente —. ¿Por qué no me lo habías dicho?
—No había tenido tiempo de contarte, lo siento.
—¿Desde cuando andabas con él y no me habías dicho nada? —Me reprocha —. Soy tu amigo, se supone que debería saber.
Alex lo mira completamente enfurecido y debo salir de aquí con él, antes que esto sea peor.
—Luego te cuento, ¿Si? Ahora necesito hablar con él un asunto, despideme de los demás, me tengo que ir.
Le doy un beso en la mejilla, bajo la atenta mirada de Alex.
Camino hacia la salida, seguida de este el cual trae una cara de pocos amigos.
Al salir del antro, me cruzó de brazos y lo miro seriamente.
—Bien, ya estamos afuera, dime qué es lo que quieres para poder entrar rápido.
—Necesitamos hablar, pero no aquí. Vamos a mi departamento y allá te explico todo.
Me mira suplicante y suspiro asintiendo.
—Bien, luego me llevarás a mi apartamento.
Veo su auto estacionado a un lado, camino hacia el y rápidamente me abre la puerta del copiloto.
Luego de casi cuarenta minutos de camino, donde ninguno dijo nada, llegamos a su PentHouse.
Estaciona su auto, subimos a su elevador privado, introduce una clave el elevador y empieza a subir. Después de un minuto este se detiene y abre sus puertas.
Al salir me detengo en seco y creo que se ha dado cuenta de mi asombro.
Su apartamento es como un palacio lleno de lujos y pinturas muy hermosas.
—¿Te gusta?
—Si,es hermoso. —Mascullo asombrada.
—Me alegra que te guste, porque después de casarnos aquí viviremos.
—¿Qué?
—Quieres algo de tomar ? —Cambia de tema —. Tal vez, un poco de Wisky.
—De acuerdo.
Lo veo caminar en dirección recta, así que me imagino que es la cocina. Me siento en uno de los sillones de su sala, me deshago de mis tacones y me pongo un poco cómoda.
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