Suena la bendita alarma recordadonme que hoy empieza mi jornada de trabajo junto a ese maldito imbécil.
“Vamos Margot", levanta tu hermoso trasero de la cama o nunca llegarás.
Me levanto con mucho pesar. Tomó una ducha para luego buscar en mi probador que colocarme.
Busco una falda de vestir negra, una blusa blanca y un blazer negro. Me lo coloco para luego peinar mi cabello en una coleta alta impecable y luego maquillarme un poco.
Suspiro, tomó mi bolso y salgo de mi habitación rumbo a la cocina.
—Buenos días mi querida Margot —Me entrega una tasa de café —. ¿Lista para hoy?
—Ni me lo recuerdes —Ruedo los ojos mientras tomo un sorbo d emi tasa —. Debo conservar la calma antes de que me despidan.
—Sólo se amable y empiecen de cero.
Observó reloj y veo que no me da tiempo para desayunar si quiero llegar a tiempo.
—¿Me puedo llevar tu auto?
—No hay problema.
—Te quiero, nos vemos luego.
Tomo las llaves y salgo rápidamente abordando su auto y conduciendo a la oficina.
Me estaciono en los estacionamientos subterráneos de la empresa.
Al llegar a recepción saludo a las chicas y subo rápidamente al elevador marcando el piso de administración.
Al llegar, dejo mi bolso sobre mi escritorio y camino a la pequeña cocina de planta a preparar algo de café.
Al terminar, regreso a mi escritorio con una tasa de café, tomo asiento y al hacerlo el elevador abre sus puertas.
De el baja el idiota del hijo de mi jefe.
Lleva puesto pantalón oscuro, camisa blanca ajustada, un chaleco gris dentro de su saco a juego con su pantalón y una corbata roja.
"Vaya"
Se detiene un momento al verme y luego de unos segundos camina hasta quedar parado frente a mi escritorio.
—Venga conmigo.
Ruedo los ojos, me levanto, tomo el ipad de mi escritorio y lo sigo hasta entrar a la oficina de su padre.
Coloca su portafolio sobre el escritorio , toma asiento y me paro frente a él del otro lado del escritorio.
— Buenos días señor Lombardo lo cordial no quita lo valiente ni mucho menos dormimos en la misma cama.
Suelto de la manera más gentil y en su rostro se hace presente un gesto se asombro.
—Ya tengo lista su agenda de su padre para hoy ¿Quiere que le diga lo asignado para hoy?
— Buenos días señorita Campbell en efecto no dormimos en la misma cama, de ser así aún estaría en mi cama bajo mi cuerpo gimiendo mi nombre —Sonríe ladinamente —. Dígame que tenemos para hoy.
Cierro los ojos y suspiró tratando de controlar las tremendas ganas que tengo de mandarlo para freír espárragos.
Abre un sobre de azúcar y lo vierte en el café. Lo revuelve y se lo toma mientras se arrecuesta a su silla.
— No tengo todo el día para esperar que usted me lea una simple agenda señorita .
"Maldito imbécil"
— Para hoy tiene una videoconferencia a las nueve con los ejecutivos de Europa , también debe revisar y firmar los contratos con los argentinos y por su puesto una llamada de negocios con el señor Adams con el cual su padre mantiene negociaciones.
Cuando levantó la mirada del ipad lo encuentro mirándome de arriba abajo. Al darse cuenta de que lo he pillado retoma su postura.
— Puede retirarse, de necesitarla se lo hago saber.
Prende su computador y me ignora por completo.
Salgo de su oficina estrellando la puerta al salir y caminó de vuelta tomando mi puesto de trabajo.
Al prender el monitor me hace llegar algunos emails los cuáles me hace revisar. Contesto algunas llamadas y rápidamente la mañana se resumen en eso.
Cuando estoy por levantarme a llevar unos documentos a la oficina, el elevador vuelve hacer su ruido particular y abre sus puertas dejando ver a una rubia de piernas largas, la cuál lleva un diminuto traje y unas sandalias de puntas bastante ruidosas.
—¿Tú quién diablos eres? —Me mira de arriba abajo
Revoleteo los ojos mentalmente y sonrío lo más falsa posible.
— Buenos tardes soy Margot la asistente personal de presidencia.
Rueda los ojos con prepotencia y yo controlo mis ganas de mandarla al demonio.
—¿En que le puedo servir?
— Tú, a mi para nada. Puedes avisarle a Alexander que estoy aquí.
Toma asiento en el sofá frente a mi escritorio mientras observa sus uñas en un gesto de ¿superioridad?
Observó su cabellera y no me queda dudas que usa extensiones, sus grandes pechos me dejan saber que es operada y ni se diga de su perfilada nariz y su abundante maquillaje.
"Toda una muñeca plástica"
— ¿De parte de quien disculpe? —Sonrió hipócritamente.
—Anastasia, él sabe quien soy, no preguntes tanto .
La miro directo a los ojos y tengo que contar hasta tres para no matarla.
—Señorita Anastasia, deme unos minutos.
Tomó las carpetas y caminó hasta la oficina del señor Lombardo.
Toco su puerta antes de entrar y me da voz de mando para seguir.
— Señor lamento interrumpirlo —Camino hasta su escritorio —. Aquí tiene estos documentos que pidió, también para decirle que lo busca la señorita Anastasia.
—En que momento —Musista llevando su mano al puente de su nariz —. Lo que me faltaba , déjela pasar.
—Como usted ordene señor.
Salgo de su oficina y me hago a un lado dejando pasar a la rubia.
Luego de algunos minutos escucho unos gritos y basta que pasen otros minutos más para salir ambos de la oficina.
Se detiene frente a mi escritorio y retoma su compostura seria .
— Señorita Campbell, se puede tomar el resto del día, la espero mañana.
Su mirada cae a mis pernas y cuando se da cuenta que lo he pillado vuelve a su porte serio.
— Bien, como ordené señor hasta mañana .
Me da un asentimiento de cabeza y camina hasta el ascensor mientras toma de la cintura a su acompañante .
Espero que ambos se vayan en el elevador para guardar todo y así tomar mis cosas y marcharme .
Al subir al auto mi teléfono suena y saco contestando la llamada.
-Hola preciosa ¿Ya te olvidaste de mi?
-Para nada solo que he tenido unos días muy ocupados.
-¿Te parece si esta noche salimos a tomar algo a la discoteca bar del centro ?
-Esta bien, pasa por mi a las ocho.
-Hecho dulzura.
Cuelgo la llamada y conduzco hasta salir al tráfico pesado de oa ciudad.
Nicolás es mi mejor amigo y también mi mejor amigo con beneficios cuando lo necesito.
Es una amistad sin complicaciones, con algo de sexo sin ningún tipo de rollo.
Hemos sido amigos desde la preparatoria, él y Paloma son lo más cercanos que tengo a una familia desde entonces.
Al llegar a casa veo que Paloma no se encuentra. Observó el reloj y marca las cuatro y media.
Me deshago de mi ropa de trabajo y me coloco algo fresco para preparar algo de cenar.
Luego de cocinar un poco de pasta veo una película hasta cuando mi reloj marca las siete .
Me doy una ducha rápida, buscó algo en mi clóset y encuentro un vestido de cuero negro.
Me lo coloco y busco unas sandalias de tacón alta del mismo color. Me maquillo y me ondulo el cabello.
El timbre suena y se que se trata de Nicolás, así que camino a la puerta y abro.
— Hola preciosa —Se acerca a mi dándome un casto beso.
—Hola guapo, estoy lista para irnos –Caminó hacía el sofá y tomó mi bolso.
—Bien, entonces vamos nos espera una gran noche.
Reímos y salimos del edificio.
Llegamos y para ser un día de semana está muy lleno. Entramos y vemos una mesa al final.
Tomamos asiento y pedimos jnis tragos para empezar la noche.
El ambiente está de lujo , las personas bailando y disfrutando al máximo. Después de un rato analizando el lugar me quedo viendo el área VIP y lo que mis ojos ven no lo pueden creer.
El hijo del señor Lombardo sentado en una mesa besándose con la barbie de plástico de manera muy provocativa.
¡Vaya! A él si que le gusta divertirse.
Los veo separarse, tomar un trago de su vaso y observar el lugar hasta que sus ojos caen en mi.
Me observa de manera directa , le sonrío y alzo mi copa en señal de saludo .
No quita su mirada de mi hasta que es interrumpido por aquella mujer quién lo vuelve a besar. Quito la mirada y niego con una sonrisa en el rostro.
Nicolás se levanta, me toma de la mano y camina conmigo hacia la pista de baile para bailar un poco y empezar a divertirnos .
Sujeta mi cintura pegándome más a él , enrollo mis brazos sobre su cuello y uno sus labios los míos en un caliente beso.
Cuando nos separamos observó hacia el VIP encuentrome con una mirada bastante seria.
Sonrío y decido seguir pasándola bien con Nicolás el resto de la noche.
Son pasadas las once de la noche y sigo bailando con él. Hemos bailado hasta el cansancio desde lo más pegado hasta lo más alejado.
—Nicolás —Le susurró al odio —. Necesito ir al baño un momento, no tardo.
—No te demores hermosa .
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