Justo cuando He Ruize estaba a punto de bajar sus pantalones, el teléfono en su bolsillo de pronto sonó. Él lo sacó enseguida y vio el nombre de Xichen en la pantalla marcando su llamada entrante; entonces, miró la pantalla, apretó el teléfono y después de dudarlo por unos momentos, respondió. Si no lo hacía, temía que fuera a levantar sospechas.
-Hola, mami, ¿por qué no has vuelto a casa?
La voz del niño provenía del otro lado de la línea. Él se tranquilizó para hacer parecer que todo estaba en orden.
—Tu mamá fue al baño, pero no debe tardar.
-Oh, hola, tío. Dile a mamá que vuelva pronto, Ruixi la está buscando, no puede dormir sin ella.
-Está bien.
Después que la conversación terminó, He Ruize abrazó el teléfono al instante.
Las pestañas de Lin Xinyan revolotearon. Ella sentía como si hubiera escuchado algo, pero sus párpados eran tan pesados que no podía abrirlos.
He Ruize puso el teléfono en la mesa y alejó su mano de inmediato como si el aparato fuera una papa caliente. Le había costado demasiado esfuerzo preparar tanto el plan como a sí mismo. Después que Lin Xichen lo interrumpiera, sintió que perdía la fuerza; su mirada aterrizó de nuevo en Lin Xinyan, observando su figura seductora mientras su corazón comenzaba a acelerarse otra vez.
Él amaba a esa mujer desde hace años.
—Seré bueno contigo.
Apretó sus manos varias veces para tranquilizarse, luego se acercó para quitarle los pantalones. Sus manos estaban frías y ella podía sentirlas cuando se ponían en contacto su piel, así que podía sentir la frialdad escalando por su cuerpo.
-Mmmm.
Ella abrió sus pesados párpados. Él, lleno de pánico, la cubrió de nuevo con la ropa al escucharla. Lin Xinyan se despertó.
—¿Qué estás haciendo?
Justo al terminar esa oración se percató de que su ropa estaba desabotonada, dejando su piel y su ropa interior estaban al descubierto. ¡Pum! Ella sintió como si su cabeza explotara y se levantó en pánico; mientras abrazaba su propio cuerpo y sus pupilas de reducían, luego miró a He Ruize con sorpresa e incredulidad.
-Tú...
-Yo... -He Ruize quería explicarle, pero las palabas no salían de su boca.
Lin Xinyan reunió sus pertenencias en un segundo y parecía darse cuenta de lo que sucedía. Ella no podía creer que He Ruize podría hacerle eso, pero la verdad estaba justo frente a ella. Era la persona que respetaba y por la cual se sentía acongojada.
-¡Lárgate! — Lin Xinyan gritó tan fuerte como pudo.
Su corazón estaba lleno de dolor, pena y decepción; apenas y podía respirar.
—Escúchame... —He Ruize trató de explicar.
-La verdad está frente a nosotros -se burló-. ¿Qué es lo que quieres explicar?
-Yo... -He Ruize la miró decepcionado y frunció los labios mientras decía-: Te he protegido por tantos años y yo solo quería tenerte una vez.
-¿Qué? ¿De qué estás hablando?
Era como si su corazón quisiera flotar en el océano, pero se siguiera hundiendo.
-Ya no eres virgen y tienes dos hijos. ¿Por qué pretendes ser tan pura? -He Ruize se inclinó y la abrazó-. Me casaré contigo, trataré a Xichen y a Ruize como si fueran mis propios hijos.
-Lárgate. -Lin Xinyan lo empujó con fuerza-. Aléjate de mí.
-Es demasiado tarde.
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