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Enamorándome de ti romance Capítulo 162

—¿De verdad quieres saber quién es el padre de tus hijos?

He Ruilin se acercó a ella con paso lento y Lin Xinyan no pudo evitar retroceder. En ese mismo momento, una mujer que usaba una gorra y un cubrebocas entró por la puerta. La razón por la cual creyó que era una mujer la que había entrado, era porque vestía como una; sin embargo, no se podía ver su rostro con claridad.

La desgastada puerta metálica se cerró con fuerza de un golpe. Lin Xinyan estaba de pie en la parte trasera de la casa; en sus palmas se había formado un sudor frío desde el momento en el que aquella mujer entró. Sintió que su corazón se estremecía con fuerza mientras la puerta se cerraba. A pesar de que la mujer no había dicho nada, Lin Xinyan pudo sentir su antipatía y hostilidad hacia ella. He Ruilin volvió la mirada hacia esa mujer y pudo percatarse de que ese par parecía conocerse bien.

-Estás aquí.

La mujer respondió de manera afirmativa, con los ojos clavados en Lin Xinyan, quien no podía ver bien cuál era la expresión de esa persona debido a la tenue luz, pero sí pudo ver que llevaba puesto un cubrebocas y que sus ojos estaban llenos de odio cuando la miraba. Lin Xinyan sentía pánico, pero al mismo tiempo, intentaba permanecer tranquila por fuera.

—¿Quién eres?

-No necesitas saber quién soy. Solo quiero que sepas que, de ahora en adelante, todo lo que es tuyo, será mío, pero... -dijo la mujer con una tenebrosa sonrisa, en vez de responder a la pregunta; luego, hizo una pausa a mitad de la frase y sonrió de una manera aún más despiadada-. Hoy caíste en mi trampa, así que no te dejaré ir tan fácil. De otro modo, ¿cómo puedo hacer lo justo por ti?

Mandaste a mi madre a la cárcel y me obligaste a dejar la ciudad B. No esperabas que todavía pudiera volver aquí, ¿verdad?

Tan pronto como terminó de hablar, ella y He Ruilin rodearon a Lin Xinyan, quien miró a la mujer que tenía enfrente con un par de aterrados e inquisitivos ojos.

—¿Eres Lin Yuhan?

—Ja, ja. Muy bien, aún me recuerdas. —Lin Yuhan sonrió y miró a He Ruilin, quien estaba junto a ella-, ¿Me acompañas?

-Por supuesto, si hoy cae en mi trampa, no la dejaré ir. -He Ruilin arrugó los labios.

Lin Xinyan miró la puerta cerrada para ver si había una oportunidad para que pudiera escapar, pero Lin Yuhan pudo ver cuáles eran sus intenciones.

-Que ni se te ocurra escapar, no puedes hacerlo. Al fin, logramos preparamos una gran trampa para atraerte hasta aquí. ¿Crees que te dejaríamos huir?

-¿Por qué están juntas? -preguntó Lin Xinyan.

Esta última decidió entablar la conversación para ganar tiempo, mientras se estiraba para alcanzar su celular que estaba en su bolsillo, solo para darse cuenta de que, de algún modo, lo había perdido.

—¿No sabes que el enemigo de mi enemigo es mi amigo? —Lin Yuhan le pellizcó la barbilla-. Hasta hoy, había pasado cuatro años para encontrarte. Si no hubieras regresado a China en aquel entonces, todavía sería la señorita Yuhan y la niña de los ojos de mis padres, pero todo cambió cuando volviste. Así que dime, ¿cómo podría dejarte ir?

Lin Xinyan se soltó de la mano de Lin Yuhan.

—Cuando la empresa de Lin Cucan estaba en problemas, tú escapaste con su dinero. ¿Cómo puedes culparme a mí? Tú eres la mala aquí...

De pronto, se escuchó el sonido de la bofetada que le dio Lin Yuhan a Lin Xinyan en el rostro; cuando estaba a punto de devolver el golpe, He Ruilin se acercó y le detuvo la mano que ya había alzado. Lin Yuhan se le quedó mirando con los ojos entrecerrados, como si un ataque de ira la estuviera sofocando, al mismo tiempo que unas llamaradas salían disparadas de sus ojos con dirección a Lin Xinyan. Luego, en sus labios se formó una sarcástica y cruel sonrisa.

-Estás en las puertas de la muerte, ¿cómo te atreves a rebatirme y contraatacar?

-Ya basta de jugar con ella -dijo He Ruilin, sin poder esperar a levantarle la mano a Lin Xinyan.

Pensó en sus triunfantes días, en la atención que Zong Jinghao le daba y en los dos hijos que Lin Xinyan tenía; entonces, se llenó de odio y deseó matarla.

-¡Ay! -exclamó Lin Xinyan.

Esta no sabía qué era lo que He Ruilin estaba usando para golpearla en la cintura, pero sentía un punzante dolor cada vez que lo hacía. No podía pelear cara a cara contra ese par de mujeres locas. Actuaban como unas arpías y no tenían ningún tipo de respeto por las leyes, pues la pateaban, la golpeaban, la insultaban y la tiraban del cabello. Lin Xinyan trató de huir muchas veces, pero siempre la atrapaban.

De algún modo, Lin Yuhan consiguió un palo de madera para golpear a Lin Xinyan en la cabeza y fue entonces cuando todo a su alrededor se oscureció, mientras su cuerpo colapsaba hacia el piso. Perdió el conocimiento más tarde, pero antes de desmayarse, escuchó que He Ruilin decía: -Hay que detenernos. No la mates a golpes.

-Esta mujer será una bomba de tiempo si no está muerta. ¿Estás segura de que nunca aparecerá en la ciudad B o con Zong Jinghao?

-Te lo garantizo.

—Tu hermano está loco por ella...

Capítulo 162 1

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