Narra Amelia.
Levante mi trasero en el aire, manteniendo mis piernas abiertas para tomarlo. Me alegre de que mi rostro estuviese enterrado, porque no queria ver la expresión de su rostro. Probablemente me estaba mirando. No podia creer que la gente realmente hiciero esto. De repente, sentí sus cálidos labios en mi nalga, haciéndome saltar un poco.
—Tranquila. Te daré besos en el trasero —dijo. Fue dejando besos suaves por todas mis nalgas. Senti una cálida humedad que cubria mi agujero inferior y me di cuenta de que Daniel tenia su lengua allí, así que abrí un poco las piernas y empuje contra su boca, queriendo que tuviera todo el acceso que necesitaba.
—Oh, mi dulce Amelia. Hace poco tome tu virginidad y ahora quiero follarte por tu hermoso culito. Nunca te haría daño. Seré gentil. Déjame jugar con tu agujero un poco y luego puedes dármelo, ¿de acuerdo?—lo dijo como una pregunta, pero sabía que en realidad no lo era. Mi cuerpo pertenecia a Daniel, para que hiciera con él lo que le qusiera. Me sentía muy nerviosa de que metiera su polla grande y dura allí, pero confiaba en que él supiera qué era lo mejor, su lengua se había sentido tan bien, que al menos debia intentarlo. Asentí lentamente con la cabeza y luego me recosté, mi pecho contra la cama. Cuando su lengua volvió a tocar mi agujero inferior, se sintió muy bien, comencé a mover mis caderas, como lo haría si su polla estuviera en mi coño en este momento. Hizo que mi clítoris palpitara
—.Toca tu pequeño clítoris. Me concentraré en tu culo y lo prepararé para mí—pidió.
Era como si él estuviera en mi cabeza escuchando mis pensamientos. Metí la mano entre mis piernas, frote mi pequeña protuberancia como él me lo pidió. Me queje porque no se sentia tan bien como sus dedos.
—Se siente mejor cuando lo haces— resoplé en la almohada.
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