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Es complicado (Temática Bl) romance Capítulo 37

{...Narra Liam...}

¡Estoy en París! No lo puedo creer y antes de que pudiera decir algo ya me encontraba en un hotel cinco estrellas con una habitación intercomunicada a la de William, es decir, una puerta era lo único que nos separaba.

Estaba feliz, demasiado feliz por tener unas vistas hermosas al ver por la ventana, además si salíamos al balcón se veía de forma muy clara la torre Eiffel de manera majestuosa.

Cuando llegamos era de noche por esa misma razón las luces de la torre estaban encendidas, de esta forma nos resultaba mucho más hermosa de lo que realmente era, tenía demasiadas ganas de perderme por las calles al tener ese "algo" que las convertía en especial, tenía ganas de salir a todos los sitios turísticos de París, pero también sabía que tenía trabajo que hacer por lo que tendría que esperarme un poco.

Salí al balcón sentándome en uno de los asientos junto a una mesa de mantel blanco, este lugar era muy romántico y lo único que quería era salir a cenar en algún sitio aún más romántico para olvidar el trabajo.

Nadie me podía negar que las vistas eran hermosas, le envíe una foto de mis vistas a mis amigos para causar envidia, algo que no conseguí causar en Jeff al conocer varias ciudades junto al idioma de manera casi perfecta.

Yo sabía un poco del idioma, lo suficiente como para comunicarme, pero con el resto de mis amigos si causé envidia, sobre todo con Laura al ser su país y ciudad favorita.

El grupo que hemos creado tiene a todos los integrantes de nuestro grupo "familiar", es decir, comenzaba con Rick, seguía Laura, Erik, Jace, Jeff, Taylor y por último yo, muchas veces me decían que faltaba William, pero no era algo muy normal aquel grupo por ello no quería pasar vergüenza por culpa de mis amigos, sobre todo cuando envían porno, porque claro, lo envían llenando mi galería ¿quién es la que lo envía más a menudo? Laura, a ella le encanta llenarnos la memoria de mierdas, es algo que le divierte al quejarnos en voz alta frente a ella.

–Liam– me nombró William abriendo la puerta que nos comunicaba–¿estás cansando? – preguntó al salir al balcón en mi búsqueda.

–Depende...– dije con una sonrisa lujuriosa que él respondió con una más de diversión intentando no seguirme el juego.

–Es por trabajo– informó por lo que miré la torre Eiffel como si la vida me fuera en ello.

–Estoy cansado, muy cansado– se acercó a mí abrazándome por la espalda antes de besar mi cuello de manera lenta y placentera.

Le abrí más acceso a mi cuello sintiendo sus húmedos besos en este, giré mi cabeza en busca de sus labios, pero antes de que me besara me levantó del asiento para sentarse él y obligarme a sentarme sobre sus piernas.

Gracias a esto envolví mis brazos alrededor de su cuello atrapando sus labios por fin, aquella dulce caricia era lo mejor que podía darme en todo el día, bueno, noche en nuestro caso.

¿Cómo no habrían de gustarme sus labios si son perfectos? Son los labios más perfectos para unirlos con los míos, son los únicos que me quitan el aliento y me obligan a jadear al momento de cortar el beso, sus labios me tratan con gentileza, pero al mismo tiempo con rudeza, son los únicos labios que aceleran mi corazón y crean sensaciones suaves en mi vientre.

Supongo que esas sensaciones son aquellas dichosas mariposas, no sé si son mariposas o un remolino lo que siento cuando me besa, pero es un sentimiento que me consigue hacer sentir extraño, mi cuerpo lo llama, le pide a gritos que me toque como solamente él sabe hacerlo, de todas formas no todos consiguen que mi cuerpo sienta estas sensaciones que siento.

–¿Sigues cansado? –preguntó al cortar el beso.

–Sí...– respondí con la respiración acelerada, me acerqué a su cuello con la intención de llenarlo de besos, mientras que él puso sus manos en mi trasero apretando mis nalgas con firmeza, por ello moví mis caderas con lentitud haciéndole entender lo que quería como incentivo para trabajar.

–Espera...– susurró– vamos a cenar antes, te tengo una sorpresa.

–¿No puedes dármela en la cama? –pregunté llevando mis manos a los botones de su camisa.

–¿En serio pensaste que te dejaría caer? –preguntó mordiendo el lóbulo de mi oreja– eres tan lindo...– lo envolví con mis brazos buscando sus labios.

Sus manos se fueron deslizando por mi cuerpo de manera lenta despojándome de mis prendas, mis ojos se mantuvieron cerrados en todo momento al centrarme en sus labios, sólo podía sentir la forma en la que abría mi camisa deslizando sus manos por mi pecho, luego bajó hasta mi cinturón quitándome en pocos segundos los pantalones, mi corazón se detuvo en un instante tras su pecho juntarse con el mío, podía sentir su acelerado corazón latir casi tan rápido como el mío, era como si mi corazón y el suyo se sincronizaran a la hora de latir.

Corté el beso casi sin aliento abriendo mis ojos de forma lenta viendo como él abría los suyos imitando mi movimiento.

–¿Alguna vez te dije, que tus labios me encantan? –preguntó, así que le sonreí envolviéndolo por el cuello con mis brazos– son...– unió sus labios con los míos–suaves...– volvió a besarme– tiernos y...– traté de que sus besos fueran más duraderos, pero cortó el beso viéndome a los ojos– son la pieza más perfecta que pueda existir para unirlo a mis labios.

–Concuerdo contigo...–lo besé para seguido hacerlo girar dejándolo bajo mi cuerpo– pero...– moví mis caderas justo en la altura de su entrepierna– quiero esta pieza que encaja...– movió sus caderas como si me diera una embestida–mmh... con más perfección en mí...– los ojos de William se encendieron al instante.

Atrapé sus labios mientras no dejaba de mover mis caderas sobre su pene, mi cuerpo se comenzó a calentar y mis manos no tardaron en despojarlo de su ropa tal cual él hizo.

Claro que le quité todo, no dejé ninguna prenda en su piel como William hizo en el mío, pude notar su sonrisa complacida al bajar con mis besos por su cuello, me mordí el labio inferior cuando estaba en la altura de su ombligo, dejé que sintiera mi respiración cerca de su enorme pene, para luego decirle al oído que se cubriera los ojos.

Él me miró con una ceja alzada, pero me dejó cubrir sus ojos con su corbata, me sentí excitado al verle tan vulnerable, aunque aún quedaba algo más que quería probar, me alejé de su cuerpo y antes de que reclamara abrí mi maleta sacando lubricante y tomé las esposas que compré luego de hablar con Jeff.

Me gustaba la idea de yo dominar en la cama, quería intentarlo, por eso tomé sus manos pasándola por mi cuerpo antes de esposarlo, William intentó sacarse las esposas, yo también lo habría hecho, pero ya será mi turno algún día, ahora solamente yo quiero dominar...

Pasé mi lengua por su cuello sintiendo como rápidamente suspiraba, quité toda mi ropa -o lo que me quedaba- para subirme encima de su cuerpo, William movió sus caderas buscando tocar mi trasero, claro que lo logró al justamente sentarme allí, sólo que no estaba en mis planes tenerlo en mi tan rápido, quería jugar un poco antes de comenzar con la verdadera acción.

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