Escapando del alfa Roan romance Capítulo 2

Las lobas wosa somos consideradas una bendición en las manadas, un tesoro invaluable que todos desean tener. Nuestro corazón noble nos convierte en la presa perfecta de cualquier cazador ambicioso y malvado.

Dolió saber que eso fui para Roan. Un trofeo que usó a su conveniencia.

Tras vivir la horrible experiencia de perder a mi cachorro, estuve inconsciente por varios días donde me mantuve soñando con Roan y todos los momentos que tuvimos juntos.

Mis sueños eran mis recuerdos...

—Señora Zebela, ya despertó —La voz de la mucama hizo que terminara de abrir los ojos. Me los froté para recuperar claridad en mi visión.

—Me duele la cabeza... —me quejé.

—Le traje un analgésico. Debe comer, aunque sea un pedazo de fruta antes de ingerir el medicamento, ya que no ha comido nada en tres días. Mire, le traje su ensalada de frutas de todas las mañanas —dijo Lidia con voz suave. Pese a que ella era una empleada que solo hacía su trabajo, era la única persona que no me miraba con desprecio en la mansión de Roan.

—¿Tres días? —dije sorprendida, entonces las imágenes tortuosas invadieron mi mente—. ¡Mi bebé! —grité desesperada y me toqué el vientre por instinto.

Miré a Lidia esperanzada de escuchar que mi cachorro estaba bien, pero la manera en que bajó la mirada me dio a entender que aquella pesadilla fue real, perdí lo único que me unía a Roan, mi inocente y preciado bebé.

Las lágrimas brotaron como torrente y fueron acompañadas por mis gritos y sacudidas.

Mi cachorro...

—¡¿Qué es todo este escándalo?! —La puerta fue abierta de forma repentina y con brusquedad por mi suegra, quien me miró con el mismo desprecio de siempre—. ¿Te has vuelto loca? Te has pasado estos días aquí tirada como la estúpida holgazana que eres y para colmo haces tremendo desorden. ¡Cállate ya, inservible! ¿Acaso pretendes despertar a mi nieto?

¿Qué? ¿Escuché bien? ¿Su nieto?

Roan no me humillaría de esa manera, ¿verdad? Él no traería al hijo de su amante a la casa...

Escucharla agudizó mi sufrimiento por lo que el llanto se tornó más ruidoso. No me importaba si eso despertaba al hijo bastardo de Roan, estaba destrozada y no podía controlarme. Yo perdí a mi bebé mientras que la amante de Roan disfrutaba de todos los privilegios que me pertenecían a mí.

—¡Maldito Roan, te odio! —vociferé, aunque maldecir al alfa mereciera castigo.

—¡¿Qué dijiste, malnacida!? —Greta, mi suegra, empezó a cachetearme con furia—. ¡¿Te atreves a ofender a tu alfa?!

Ella me golpeaba y me jalaba el cabello sin piedad, como si yo no estuviera débil de salud. De repente, el llanto de un bebé estalló en mis oídos y me quedé congelada en mi lugar. Si ese cachorro se escuchaba tan cerca, eso solo podría significar que...

Capítulo 2 1

Capítulo 2 2

Capítulo 2 3

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