En la habitación tranquila de la segunda planta de un restaurante, Raquel sirvió sopa para Xenia y dijo, -La sopa está muy buena. Me gustaba venir aquí antes de que fui a Ciudad S. A veces llamé a Simón que vino conmigo. Pero después de que fui a Ciudad S. No podía beber la sopa de aquí. Hoy gracias a ti puedo venir aquí.-
Raquel le dio la sopa y Xenia cogió la sopa con las dos manos.
-Gracias, tía Raquel.-
Raquel sonrió y dijo, -No seas tan educada. Hace mucho tiempo que no nos vemos. ¿Dónde has estado los cinco años? ¿Qué tal? ¿Por qué no tenemos tu noticia?-
Xenia estaba sentada con la sopa enfrente de Raquel y puso la cuchara dentro de la sopa. Contestó las palabras poco a poco.
-Tía Raquel, he estado en extranjero aprendiendo el diseño los cinco años.-
-¿Aprender el diseño? Es una carrera muy buena. Parece que has cambiado mucho los cinco años.-
Xenia solo sonrió y no sabía qué decir.
Había pensado que Raquel iba a comer con ella. No faltaba la comida. Cuando Raquel la llamó, Xenia vino aquí sin duda.
-Frida…- Raquel dijo un nombre familiar. Era familiar y extraño. Xenia se sentía que estaba llamando a otra persona.
Frida, este nombre…
Ya era una historia muy viejo.
Después de llamar Raquel se sentía el problema y dijo con sonrisa, -Cuando estuve en la habitación del hospital, oí que Simón te llamó Xenia, ¿has cambiado el nombre?-
Xenia asintió la cabeza y dijo, -Frida Casaus es mi nombre anterior. Ahora me llamo Xenia Leguizamo. Tía Raquel puede llamarme Xenia si le parece bien.-
-¿Leguizamo? ¿Qué relación tienes con la familia Leguizamo?-
-Diego Leguizamo es mi hermano.-
Oyó esa información. Raquel estaba sorprendida y la miró con un estado muy complicado.
Antes había buscado el origen de esta chica y fue la hija de Casaus antes. ¿Ahora era de la familia Leguizamo? ¿En real había algún secreto sobre el origen?
Pues eso no era muy importante.
Raquel asintió la cabeza y dijo, -Ahora lo entiendo. Por eso no tenemos tu noticia que has cambiado el nombre. ¿Cómo estás estos años ? ¿No está mal, no?-
Xenia sonrió con timidez, -Sí, no está mal.-
Cuando escuchó su respuesta, Raquel no podía aguantar la sonrisa.
-De hecho no hace falta decírmelo. Sé que tienes una vida buena. Es mucho más que buena. Ahora eres muy diferente que antes. ¿Pero sabes que Simón estaba sufriendo en los cinco años?-
Xenia no podía sonreír más y miró a Raquel tranquilamente.
-Soy su tía. Nunca he visto que está así. Parece que no le importa nada. Para Simón menos su madre no sé a quien le importa. Soy su tía pero soy prescindí para él.-
Raquel, -…-
-Debes entender lo que he dicho.-
Xenia contestó, -Tía Raquel puede decirlo más claro.-
-Vale, lo digo directamente. ¿Cuándo viste a Simón?-
Xenia levantó la cabeza y miró a Raquel. Puso abajo la cuchara y contó todo lo que pasó en el restaurante.
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