Se terminó la reunión.
Xenia cogió un coche para acompañar a Rafael al hospital.
Al principio, Rafael no quería a volver al hospital, pero Xenia le dijo, -Tu herida es grave, si no te cuides bien, será imposible a despachar los asuntos de la empresa, ¿no? Tendremos una lucha dura.
Rafael se dejó de convencer, y volvió al hospital como lo que querría Xenia.
Xenia preparó a regresar al despacho directamente, pero fue impedida en una esquina.
Después de reconocer quien fue, se paró y miró a la gente.
-¿Hay algún problema?- preguntó Xenia.
La persona que le detuvo fue Óliver que había visto en la reunión, y Leonardo ya no estaba a su lado, porque fue acompañado al sanatorio.
A pesar de que Leonardo estaba muy despierto, no tenía la capacidad a protestar contra otras personas con su cuerpo enfermo en la silla de ruedas. Si luchaba contra ellos para expresar sus quejas, la enfermedad sería la mejor razón a ponerle en cuarentena en el sanatorio.
Era seguro que Xenia respetara a los mayores, sin embargo, después de oír las palabras de Óliver, supo que Leonardo había asesinado la madre de Simón para forzarle a regresar a casa, y consiguió lo que querría a costa de cualquier cosa.
Sin duda que dejó una sombra muy larga y negra en la memoria de infancia de Simón.
La persona que hizo las cosas así no merecía a ser respetada como un mayor, porque en su corazón, Simón sólo era un método para beneficiarle.
Ante Xenia, Óliver bajaba sus miradas y encontró los documentos en la mano de ella.
Se sentía un sentido de peligro sin razón, por eso retrocedió unos pasos. Óliver se paró y se levantó su cabeza inmediatamente.
-¿Te has puesto en guardia?- preguntó Óliver.
Xenia quedaba en silencio.
-¿No somos amigos ya? no...no pensaba que la relación entre nosotros sería así.- Óliver se acercó a Xenia, moviendo unos pasos, y preguntó.
Xenia abría bien sus ojos y retrocedió dos pasos, sin embargo, Óliver sujetó sus brazos de repente, y los alzó sobre la cabeza de ella, presionando en la pared fría.
-Ah.- gritó Xenia sin ninguna prevención, todas las cosas en su mano cayeron al suelo.
El pulso se le aceleraba, y apareció como que su corazón saliera de su garganta. Miró a Óliver con sus ojos intensos, pero sus pupilas se contraían despavoridas.
Óliver se acercó a ella, podía sentirle su esfuerzo de resistir, mientras tanto, entendía su furia y molesto por los ojos de Xenia, todo estaba muy claro.
En realidad...la mujer ante él era su favorita.
Sin embargo, nunca la obtendría.
-¿A qué tienes miedo? ¿tienes miedo a que te robare el contrato? estoy seguro de que sabes bien mis bondades e emociones por ti, puedes sentirlo bien, Xenia.-
La respiración de ella era cada vez más jadeante, Xenia se mordía su labio y dijo, -Déjame, o llamaré a la policía.-
-¿Y luego?- Óliver reía, burlandose de sí mismo, y dijo, -Cuando la policía llega, ¿vas a acusarme de acosados?-
Xenia no le contestó.
-No hagas falta a hacerlo, porque...si quería a tratarte así, se me encogerá el corazón.-
Y luego, Óliver dio un gran suspiro, -Lo que quería hacer es hablar contigo, aún sólo unas palabras. Volví a la empresa que es para reemplazar a Simón a administrar la compañía temporalmente, era el vicepresidente del grupo, por eso muchos asuntos son familiares para mí, lo sabes, la empresa necesita un administrador.-
Fue controlada por él, Xenia seguía luchando, pero después de unas veces de probar, consideró de que su esfuerzo era insignificante ante él, y le preguntó, -¿Te atreves a decir que no tienes ningún egoísmo?-
Óliver bajaba sus miradas y casi no se podía oír su respiración.
-Sí. Lo tengo.-
“Óliver ha hecho confesión de su egoísmo sin duda”, pensó Xenia con una sonrisa fría en sus labios.
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