“¿No descansa bien?” pensó Xenia y recordó las palabras que le dijo Carmen sobre su pérdida de memoria. La sufrió porque tenía un impacto grave en su cerebro.
“Supongo que es por ese impacto por lo que no descansa bien.” Pensó Xenia, memorizando su rostro pálido con los huecos sombríos bien negros debajo de sus ojos.
“Si descansa mal, no debería beber tanto café, ¡tonto!” gritó Xenia en silencio.
Luego Xenia se fue al supermercado para comprar la leche y al día siguiente la trajo a la empresa.
Cuando Giuliana vio un vaso de leche en la mesa, pensando que la preparó Xenia y la dijo agradecida, -Gracias Xenia, pero no bebo leche. Mejor prepara el café para Señor Simón.
Avergonzada, Xenia le dijo, -Giuliana, la leche es para él.
Siguió explicando, -Ayer me dijiste que Señor Simón no descansaba bien, y en este caso, no debería beber más café. Así le compro leche, bien nutritiva y suplementa calcio. Es saludable para la salud.
Escuchando sus palabras, Giuliana se quedó sorprendida, -¿Cómo te has atrevido a cambiar su gusto?
-Pero si no descansa bien…
-Tú eres todavía joven para retarle.
-¿Por qué? -preguntó Xenia.
-Si él pide café, nadie le cambiará por otro. ¿Acaso quieres abandonar el trabajo?
Claro que no quería abandonar el trabajo, pero estaba muy preocupada por su salud, y le valdría la pena arriesgarse, por si acaso se pondría de acuerdo con el cambio.
Sintiendo su firmeza, Giuliana cerró los ojos y la preguntó, -Si te dije que te despediría con tu acto atrevido, ¿por qué insistes? ¿Quieres llamarle la atención?
Xenia se quedó callada.
-No quería hablarlo tan serio, pero te aconsejo que te mantengas lúcida. Un hombre como él, acepto que es hermoso, de una familia rica y con buena figura y un cerebro bien listo para el comercio, no te vale la pena abandonar tu futuro arriesgándote con tu locura -dijo Giuliana.
Al final suspiró, -Sí es un hombre perfecto. Si insistes, hazlo.
Entonces Xenia tomó la leche y dijo, -Vale, se la paso ahora.
-Pero, para. Te aconsejo que no lo hagas. Hazme caso, aunque sientes mucho afecto hacia él, por lo menos tienes que asegurarte de que no te despide. Cuánto más tiempo estás a su lado, más chance tendrás para conseguirlo -dijo Giuliana preocupada, -Además, con los pocos días que trabajas aquí, no lo conoces bien.
-Giuliana, creo que estás demasiado preocupada -la explicó suavemente, -Le sirvo la leche sólo para su salud, nada más.
“¡Qué mentirosa eres!” pensó Giuliana.
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