Esposa No Amada romance Capítulo 1

MADDISON

Miro mi reflejo en el espejo, estoy satisfecha, hace mucho tiempo que Dorian no me invita a salir, de hecho, no lo hace por la carga de trabajo que tiene, es comprensible, después de todo, es el CEO de Dosse Company, la empresa en la que trabajo como su asistente personal. Sí, es mi jefe, y puede que no sea lo más correcto, pero me enamoré.

—Deja de verte tanto en el espejo, te ves bien.

La voz cantarina de Harley, mi mejor amiga, hace que salga de mi ensimismamiento. Volteo a verla y le sonrío.

—Estoy nerviosa —suspiro—. Sé que esta cena es para celebrar el trato que ha cerrado con los socios turcos, que lleva meses tratando de convencer, para que inviertan más en las acciones, sin embargo, hace mucho que no pasamos tiempo a solas.

Harley cambia su expresión, pasa de ser alegre, a una en blanco.

—¿Sucede algo malo? —inquiero con cautela.

—Sabes que ese tipo es…

—Pero lo amo —la interrumpo.

A Harley no le agrada Dorian, solo lo conoció una vez y tuvo una impresión muy diferente a lo que yo pensé.

—No lo amas, solo estás encaprichada con él —replica mermando el espacio que nos separa a las dos—. Escucha, afuera hay muchos hombres, no te conformes con el primer patán que se cruza en tu camino.

Frunzo los labios, todo mundo habla sobre eso, tienen una opinión falsa sobre Dorian Gillett, argumentan que es un jefe cruel, que no tiene escrúpulos ni corazón, pero no es lo que yo pienso de él, pese a haber mantenido por un año en secreto nuestra relación.

—Solo no quiero que te lastime —finaliza mi amiga, soltando un largo y tedioso suspiro.

Mi cuerpo se relaja y elevo las comisuras de mis labios en dirección al cielo.

—No me va a lastimar —le aseguro.

—¿Cómo lo sabes? —enarca una ceja con incredulidad.

—Por qué es buena persona, hasta ahora no me ha hecho nada y me trata como a una princesa, ¿está bien?

Harley no parece demasiado convencida, es mi vecina, y lleva su servicio de medicina en el hospital Beaumont.

—Tú ganas —se rinde—. Sin embargo, si te llega a romper el corazón, le arranco las bolas.

Niego con la cabeza esbozando una forzada sonrisa debido a los nervios, reviso la hora que marca mi reloj y sé que ya ha llegado el momento de irme, me despido de mi amiga y salgo para tomar un taxi, mientras voy en camino, le mando un mensaje de texto para que no desespere.

Luego de un par de minutos, por fin llegamos al hotel, pago el servicio del Uber y me dirijo a la recepción, ahí, la chica pelirroja de ojos negros, me atiende, digo mi nombre y enseguida me da una copia de la llave de la habitación que ha pedido Dorian, subo al elevador, las manos me sudan, el corazón me palpita y comienzo a impacientarme mientras subo.

Llegando a la puerta indicada, tomo una larga bocanada de aire, abro la puerta, y enseguida me recibe un camino hecho de velas, todo está a oscuras, solo la tenue luz que emiten es lo que hace visible la estancia principal. Me quito la gabardina, dejándome solo el vestido rojo que me puse para la ocasión.

—¿Dorian? —pregunto llena de emoción.

Sigo el camino de las velas hasta la habitación principal, abro la puerta y enseguida choco contra un duro pecho.

—Por fin llegas.

La voz ronca de Dorian me recibe, sus manos rodean mi cintura y me estrecha contra él.

—Un poco tarde —sonríe—. ¿No te parece?

—Lo siento, tuve algunos contratiempos —miento.

—No importa, ya estás aquí.

Tiene solo los bóxer puestos, le miro bien, es un hombre apuesto, alto, delgado, ojos grises y cabello caoba alborotado, en la empresa muchas mujeres babean por él, no obstante, es mío.

Por encima de su hombro alcanzo a divisar que la cama está llena de pétalos de rosas, algo verdaderamente cliché. Sus manos se deslizan hasta mi trasero y lo estruja.

—Creí que celebraríamos el trato con los turcos —musito.

—Y lo haremos —besa mi cuello hasta llegar a mi oído—. Tú serás mi premio.

—¿Qué quieres decir? —juego a la tonta.

—Te voy a hacer mía, ya he esperado demasiado tiempo, he respetado tu decisión de esperar, pero deseo follarte ahora mismo —dice.

Las alarmas en mi sistema se disparan, yo quiero entregarme a él, aunque creo que debería saber que yo soy virgen, antes de empezar.

—Dorian —coloco las palmas de mis manos sobre su pecho, con la intención de alejarlo de mí—. Tengo que decirte algo, antes de…

No presta atención, calla mis palabras cuando sus labios se aplastan contra los míos. Toma todo de mí, sus manos viajan por todo mi cuerpo como si me estuviera esculpiendo, un espasmo estomacal me golpea y me remuevo inquieta entre sus brazos.

—Dorian…

EPÍGRAFE 1

EPÍGRAFE 2

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