— Por tu ineptitud él nos esta atacando, si hubieses hecho las cosas bien nada de esto estaría pasando. — Gritó Elijah al mismo tiempo que golpeaba a Mia.
— Fue tu culpa, fuiste tú quien quiso hacerle daño. — Replicó ella luego de alejarse un poco, adolorida por el golpe, pero como sabía ella nunca podría salir de aquí, no le importaba si él terminaba por matarla, después de que ayer se enteró de un secreto del pasado, ya no le importaba nada.
— Cállate y pide perdón de inmediato o pagarás las consecuencias. — Exigió Elijah respirando rápidamente mientras la veía con sus manos cerradas en puños y la mandíbula tensa.
— ¿Qué harás? ¿Me vas a matar como a mamá? Entonces hazlo de una vez. — Gritó Mia con su corazón desgarrándose, siempre supo que había algo mal alrededor de la muerte de su madre, de como sucedieron las cosas y había sospechado de su madrastra y su padre, pero nunca había podido tener la oportunidad de investigar nada, porque siempre la mantuvieron cautiva, solo que Brooke había venido a verla ayer y habían discutido.
En medio de esa discusión, Brooke le había dicho que pronto iba a morir y cuando ella le dijo que eso no pasaría, porque por más que sea las personas preguntarían por ella, que no sería fácil ocultar que fueron ellos sus asesinos, Brooke en medio de la rabia le dijo que sería fácil, como con su madre y así todo cobró sentido en su cabeza, dejando un inmenso dolor en su corazón.
Elijah al escucharla se sorprendió, dio un paso atrás para analizarla por un instante dándose cuenta que ella ya sabía la verdad, había pensado que ella nunca se enteraría de este hecho y no entendía como ahora lo sabía, ni desde cuándo.
— Quizás hoy no te mate, pero te aseguro que nunca saldrás de aquí. — Sentenció Elijah, dando otro paso hacia ella para volver a golpearla, había tenido la idea de ver si ella ya estaba divorciada de Jacob para intentar casarla con uno de sus viejos socios, para ver si está vez si podía sacarle un buen beneficio, pero ahora que ella sabía algo como esto, simplemente no podía dejarla libre y ya ni siquiera le importaba si la mataba o no.
— Te vas a pudrir en el infierno por todo lo que has hecho. — Replicó Mia antes de recibir otro golpe con gran fuerza que la derribo, haciendo que se cayera y su cabeza pegará de una especie de mesa de hierro y empezó a sangrar de inmediato.
Mia soltó un fuerte quejido, con su cabeza doliendo y asustada por la sangre que comenzaba a caer por su rostro, quedándose sin fuerzas y sintiéndose muy mareada y Elijah al ver esto ni siquiera se detuvo, en su lugar le dio una patada en el estómago, haciendo que ella se quedará sin aire.
“¿De verdad este hombre es mi padre cuando ni siquiera le importa lastimarme? ¿Por qué me odia tanto?” Pensó Mia mientras sus ojos se cerraban, estás preguntas habían pasado muchas veces por su cabeza, buscando una explicación que la ayudara a entender el porque era tratada con tanta crueldad por el hombre que se suponía que debía amarla y protegerla, pero nunca obtuvo una respuesta y por primera vez ya no le importaba una, estaba cansada, muy adolorida y solo quería que todo terminara, ya no tenía fuerzas para seguir en este mundo, no quería seguir luchando, se rendía y esperaba morir de una vez.
Elijah le dio un par de patadas más y cuando no obtuvo reacción de ella se detuvo, iba a verificar si seguía viva cuando la puerta del sótano se abrió, haciendo que él volteara a ver y Jacob entró junto a Dean, apuntando sus armas hacía él.
Elijah al verlos dio un paso hacía atrás asustado, ni siquiera tenía un arma con él, nunca esperó que ellos aparecieran en su casa, estaba muy bien protegido y ni siquiera había escuchado nada raro estando aquí, no entendía como esto era posible.
Jacob lo miró con una sonrisa cruel, antes de notar que Mia estaba detrás de él sangrando y su cara se puso pálida, como si le hubiesen arrancado el alma, su corazón llenándose de dolor y temor.
Sin pensarlo ni un segundo corrió hacía ella, empujando a Elijah a un lado y al estar frente a Mía, sus manos comenzaron a temblar, había sangre y ella ni siquiera parecía estar respirando, sus miedos arraigándose fuertemente en su pecho, sintiendo que no podía respirar por el dolor de verla así y aterrorizado de solo pensar que ella podría estar muerta.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa Obligada Del CEO Paralítico